El pasado octubre de este año tuvimos la oportunidad de conocer y entrevistar a Taisei Otsuka en la galería Souvenir de la ciudad de Barcelona en una exposición paralela al marco de la feria de arte contemporáneo SWAB Barcelona 2018. Taisei nos llamó la atención por ser un escultor okinawense que esculpe en madera momentos y objetos de su vida cotidiana en la ciudad de Naha. Transmuta en madera desde revistas porno, hasta miembros de su familia, pasando por todo tipo de objetos y elementos que le inspiran en su día a día como artista en el archipiélago okinawense. Nuestro artista también expuso en el SWAB en un stand colectivo con sus compañeros Daichi Sato, Paula Fujiwara, Masaya Hiraoka y Cliff Miyagi de los estudios Arcade y One’s Room de Okinawa.
Os dejamos con una interesante entrevista donde este artista formado en la Universidad de Arte Prefectural de Okinawa y que ha llegado a exponer en el Museo Metropolitano de Arte de Tokyo, nos habla de su obra y reflexiona sobre el concepto de la desnudez en Japón.
¿Qué hace que un artista okinawense quiera mostrar su arte más allá de Japón?
TAISEI: Todavía no puedo decir que como artista me sienta satisfecho pero, tras haber visitado España y otros lugares en Europa estos últimos meses, he regresado a Okinawa con fuerzas renovadas y con ganas de ponerme manos a la obra con nuevas creaciones para poder darme a conocer un poco más.
Aunque esto está cambiando, antes sólo podía hablarse de que el arte importante y que era líder en el mundo se hacía en Europa y Estados Unidos. Siempre andaba dándole vueltas a la cabeza y preguntándome por qué esto era así pero, últimamente he dejado de hacerlo. De repente me interesa y me preocupa más lo que tienen que decir Okinawa y Japón. Realmente quiero descubrir dónde reside el verdadero interés y la personalidad del arte que se hace aquí, en mi tierra natal.
Si “rebobinamos” o invertimos el proceso de fabricación de un trozo de papel, o en tu caso una revista porno o un comic manga, obtenemos un trozo de madera de lo que originalmente podría haber sido un roble o un arce. Esto lo despojaría de su contenido gráfico e intelectual. Sin embargo tú empleas la pintura como si quisieras recuperarlo mientras se mantiene la pureza de la madera original.
¿Cómo surge la idea para tus piezas PORNO (PINK) y PORNO (BLUE)?
TAISEI: Estas dos obras que mencionáis, PORNO (PINK) y PORNO (BLUE), están basadas en toda esa cultura de las revistas porno que existe y, a pesar de internet, perdura en Japón. El porno puede ser algo muy banal pero también de alguna forma es un producto cultural que n nos habla de temas como el género, la sexualidad o el deseo y la lujuria. Lo que he sentido haciendo PORNO (PINK) y PORNO (BLUE) es que estaba evidenciando y transformando en algo muy tangible y evidente asuntos como la sexualidad de los japoneses de hoy en día. Este ha sido mi objetivo e intención principal con ambas obras: materializar algo muy habitual de nuestra sociedad pero que esta se empeña en apartar de lo cotidiano, como se hace con muchos tabúes.
Tiene mucho sentido y es muy interesante la reflexión y analogía que hacéis, ya que al fin y al cabo el papel procede de los árboles y yo esculpo revistas cuyas páginas están talladas directamente en madera, material cuyo origen es el mismo. Siempre me ha gustado emplear la madera en mis esculturas, ya sea para tallar figuras humanas o para hacer estas revistas. Me encanta tallar en madera en parte por la afinidad que siento que tengo hacia las esculturas tribales y folclóricas.


Sin embargo, realizas esculturas en madera de mucha variedad de objetos. ¿Qué tipo de objetos pueden transformarse en madera dentro del universo Taisei y cuáles no? ¿Estos objetos son simplemente objetos o más bien los sentimientos y las emociones que despiertan en nosotros al verlos convertidos en madera?
TAISEI: Hay muchas cosas que me hacen decantarme por unos temas u otros para elegir el motivo principal de mis esculturas. Una de ellas es el estudio de lo efímero. Lo efímero puede ser pura y literalmente basura que se corrompe, y otras veces lo efímero es un momento irrepetible de la vida. Me siento inevitablemente atraído por este tipo de cosas y creo que tienen cierto valor que las hace importantes. En mi caso, intento transmitir esta sensibilidad e interés por lo efímero utilizando la escultura como medio.
Uno de tus proyectos buscaba retratar a familias reales desnudas y transformarlas en esculturas de madera. No hemos podido evitar acordarnos del recientemente fallecido fotógrafo chino Ren Han, quien también procuró romper esta frontera del pudor y la vergüenza familiar pidiéndole a su madre que posara desnuda para él.
La familia es un grupo de personas que pertenecen a generaciones muy distintas y que posee lazos muy fuertes entre sus integrantes. ¿Cómo se les consigue animar a dejar de lado durante un rato estos tabúes sociosexuales?
TAISEI: Eso siempre va a depender de la naturaleza de la persona. Está claro que cada persona es un mundo y no queda otra que aceptarlo. Por ejemplo, nosotros somos capaces de detenernos ante una obra de arte y formularnos preguntas sobre su realización o el significado de su mensaje. Tenemos ese aspecto en común y podemos comunicarnos en base a eso. Esta empatía que basa en la comunicación y la opinión libre de cada uno es la clave para conseguir la confianza mutua necesaria para realizar este tipo de trabajos.




En Japón podemos encontrar festivales como el Hadaka Matsuri (Festival Desnudo), donde los hombres participan tan solo vistiendo un pequeño taparrabos llamado fundoshi. Los luchadores de sumo ocultan sus genitales con un cinto denominado mawashi, pero pelean prácticamente desnudos. Además, existen festivales que celebran los genitales masculinos donde se pasean representaciones de figuras fálicas por las calles, como es el caso del Kanamara Matsuri.
Como artista japonés, ¿crees que esta concepción de la desnudez en Japón es una ventaja?¿Son los okinawenses más abiertos de miras que el resto de Japón?
TAISEI: Una vez más una pregunta muy interesante. El sumo y muchos otros matsuris japoneses parece que, a pesar de su carácter tradicional, presentan una mentalidad más abierta que la de la sociedad y el país en el que se enmarcan. Aunque me temo mucho que en el fondo simplemente se trata de formalismos que se han mantenido y no una forma de reivindicar el cuerpo humano. En el Japón de ahora, festivales como el Fundoshi/Hadaka Matsuri o el Kanamara Matsuri no son representativos de la desnudez, más bien algo extraordinario, una oportunidad de divertirse rompiendo con lo cotidiano. Es más una libertad como la de un baile de máscaras venecianas, un tiempo pactado durante el que puedes permitirte hacer ciertas cosas que el resto de días la sociedad no aceptaría.
Al fin y al cabo, y en mi opinión, el mawashi de los luchadores de sumo no representa más que su uniforme de trabajo y tampoco es mucho más nudista que un bañador de natación.
Tampoco creo que nuestros antepasados japoneses del periodo Edo, momento en el que surgieron estos matsuris, tampoco creo que fueran más abiertos de mente que nosotros. Por ejemplo, el extensísimo mundo porno de la estampa erótica clásica japonesa o shunga, cumplia la función de evitar las relaciones extramaritales, permitiendo que sus consumidores pudieran desahogarse. Se dice que incluso las esposas de la época las compraban para sus maridos, aunque puede ser que las compraran para ellas mismas también. En cualquier caso creo que este también es un poco el cometido del manga japonés actual y que sin duda supera a la propia sociedad japonesa y al resto del mundo en cuanto a apertura a temáticas sexuales de todo tipo y naturaleza.
Es difícil en estos temas encontrar diferencias verdaderamente sustanciales entre los habitantes de las islas de Okinawa y los de Honshu o el resto de Japón. Japón contiene en su interior una gran multitud de realidades muy distintas entre sí: por un lado grandes ciudades y por el otro zonas rurales donde todos los cambios se producen muy despacio. Tokyo mismo es como un crisol de culturas y con Okinawa pasa igual.
Si resulta que Japón es de color azul, Okinawa sería un tono azul diferente pero sin llegar a ser verde ni morado. Pero en realidad no sé si la gente en Okinawa es más abierta, aunque en mi opinión sí que creo que abunda la amabilidad y la cercanía más que en otras zonas de Japón y esto es algo que a mí mismo me sorprende.

La última semana de septiembre habéis viajado hasta Barcelona para exponer algunas piezas en la galería Souvenir en el barrio de Gràcia y también en la feria de arte contemporáneo SWAB en Montjüic. ¿Cómo ha sido la experiencia de exponer aquí?
¿ Puedes contarnos algo de algún proyecto actual o futuro?
TAISEI: ¡Me sorprendió y alegró mucho el calor e interés que el público español tuvo en mis piezas y mi técnica!
Puede decirse que el haber viajado fuera este tiempo ha hecho que me replantease muchos aspectos de mi vida en Okinawa. Como decía al principio ahora quiero centrarme y esforzarme más en desarrollar mi propia obra. Últimamente trabajo mucho los retratos. Soy profesor de pintura para niños de instituto y mis estudiantes están ahora realizando retratos muy interesantes e inspiradores. Me gustaría continuar por este camino para desarrollar también un nuevo proyecto. Aún no tengo ni idea de que se tratará o de cómo voy a hacerlo, pero solo el hecho de pensar en ello me llena y me motiva mucho.
Podéis conocer más sobre TAISEI en su Instagram y su sitio web.
Entrevista realizada por Elena Manrique y José Fernández.