¡¡Volvamos a Edo!! El primitivo futuro de la banda punk Seppuku Pistols

Los cada vez más comunes super robots, súper smartphones y super trenes de super alta velocidad hacen que “los mil dioses” del Japón, tengan menos presencia y cabida dentro del mundo moderno. Cada día que pasa delegan un poco más de su protagonismo en esta sociedad del consumo abusivo y frenético. Los valores tradicionales que estos dioses representan adolecen la acuciante merma de sus prosélitos. La ética y moral que impregna el Bushido de Inazo Nitobe, el coraje de Musashi o las tardes en familia viendo el concurso anual de enka en la NHK, se desvanecen y se convierten en remanentes de la memoria de un nostálgico pasado. Ni siquiera encuentra uno un pequeño rastro de la sombra de Tanizaki… Por más que desciendas a los abismos del scroll infinito de Instagram.

Pero tranquilos, nuevos enviados han llegado al archipiélago con una misión: Reiniciar Japón… o al menos rebobinarlo un poco. ¿Cómo? Con instrumentos musicales tradicionales y actitud punk. ¿Contradictorio? Amarrense las geta y desempolven sus kimonos. El periodo Edo está a punto de regresar.

Los enviados en cuestión se hacen llamar Seppuku Pistols 切腹ピストルズ, una banda punk que aterriza en la escena underground de Tokyo al ritmo de laúdes shamisen y tambores taiko, combinando tradición y transgresión en cantidades similares. Es el enérgico e icónico punk de los Sex Pistols lo que inspira el registro del alocado mensaje retrógrado y reformista del que la banda hace gala. Una analogía imposible entre el punk y lo tradicional, que nos recuerda a otro maravilloso intento japonés del maridaje como es el de la banda Oki Ainu Dub Band.

La movilización que proponen los Seppuku Pistols presta especial atención al entorno rural y a los habitantes de este. Más allá de lo establecido, lo obvio y lo esperable, realizan verdaderas giras rurales, visitando pueblecitos sin importar lo pequeño que estos sean y alejándose a menudo de la movida joven y urbanita en los garitos de las ciudades.

En el campo, donde lo tradicional tiene mayor presencia, es también donde los exhaustos agricultores del arroz reclaman sus derechos y donde los tambores taiko de los Seppuku ponen banda sonora a la proclama de sus representantes. En los parques de las grandes ciudades de Japón, sus ritmos convocan a jóvenes que, llevados por la adrenalina y la contundencia del sonido que la banda extrae de estos instrumentos tradicionales, se apalizan en pogos surrealistas y frenéticos. El éxtasis es tal que hasta podemos ver a los integrantes de los Seppuku Pistols golpearse los unos a otros con toda la robustez propia de un taiko.

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Créditos © brettrushworth.com
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Seppuku Pistols en el Toyota Music Festival. © Imágenes extraídas de brettrushworth.com

El mensaje es claro: recuperar la pureza de Japón, volver al pasado para reencontrarnos con esos valores intactos que un día configuraron el país y cultura. No se trata de un ejercicio de ultranacionalismo, aunque quizás podría tratarse de una parodia de este. En cualquier caso, Seppuku Pistols invita a todo el mundo a participar de su romántico cometido, extranjeros y autóctonos, mayores y jóvenes. Su leitmotiv consiste en revalorizar lo tradicional, recuperar la importancia de aquellos elementos puros que antes nos representaban, pero que ahora nos resultan rudimentarios y olvidamos su utilidad, culpa de la globalización y el infrenable proceso de desarrollo de una sociedad-mundo. El mensaje es universal, simplemente es que ellos lo enuncian desde Japón y su perspectiva particular.

La autoparodia y el humor son elementos fundamentales en sus composiciones. Temas como Hangendai Odori 反近代をどり (La danza anti modernización) o No Mishima No Future, son clara prueba de ello. Para los más despistados, esta última canción hace referencia a las ideas nacionalistas y románticas sobre Japón de Yukio Mishima, maestro de la literatura japonesa mundialmente reconocido, que en 1970 llevó a cabo un fallido e imposible intento de golpe de estado que culminaría con su propio suicidio ritual o seppuku.

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Chapa de los Seppuku Pistols con la imagen de Yukio Mishima

Su sonido procede de música que podríamos escuchar perfectamente en matsuris y rituales tradicionales de todo tipo en Japón. Sin embargo son constantemente alterados, llevando cánticos y compases a velocidades extremas, creando una sensación frenética y alocada que nada tiene que enviar al hardcore punk. Una acusación común es la que sentencia que no se trata de una banda punk rock. En parte tienen razón, sin embargo lo rudimentario y contundente del sonido, que a menudo se apoya en el sonido de un distorsionadísimo shamisen eléctrico de fondo, y su actitud rebelde y antisistema sobre el escenario y fuera de este… ¡los hace mucho más punk que otras bandas! Seppuku Pistols puede con todo e incluso se atreven con covers muy particulares como es el caso del clásico ochentero To Drunk To Fuck de los Dead Kennedys o el I Wanna Be Your Dog de los Sex Pistols, transformado en un I Wanna Be Your Wolf.

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A la derecha rompen el Tokyo Skytree, símbolo de la modernidad de la capital
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Desafaltando el cruce de Shibuya

Lo estético contrasta esta energía radical. Sandalias zori de cuero y paja en los pies, el cuerpo cubierto con kimonos, yukatas, happi o jimbeis. Un esfuerzo por mantenerse Edo y dejar de lado todas las reformas y la occidentalización que el posterior periodo Meiji trajo consigo. El kimono dejó paso al traje y eso es algo que en la opinión de Iida, líder de los Seppuku Pistols, también dejó atrás parte del espíritu japonés. Los Seppuku son aún más humildes y suelen vestirse con chaquetas noragi, típicas de los campesinos y granjeros del periodo Edo que ellos encarnan en sus performances. En ellas, además de las soflamas antimodernidad también representan escenas de cuentos tradicionales, como por ejemplo el clásico Momotaro 桃太郎, en las cuales los miembros de la banda improvisan los roles de unos y otros personajes.

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Momotaro derrotando a Akandoji

La mistura resultante de esta combinación de humor, tradición y punk es efectiva y atrayente. Seppuku Pistols fue invitado a participar en el festival Punk Island de Nueva York, cosechando gran éxito también con un circuito de actuaciones paralelas por la ciudad. Punk y cultura tradicional japonesa. ¿Acaso a vosotros se os ocurre mejor cóctel para una noche de alcohol y fiesta?

En esta entrada hemos compartido algunos enlaces a vídeos de Youtube que conforman un documental completo muy recomendado sobre esta banda. Comprobaréis que la filosofía de este grupo no es mera apariencia y que sus miembros llevan vidas realmente humildes, alejados en cierta medida de las moderneces que nos rodean y preocupados por el pueblo llano y trabajador. Su líder Iida es realmente un pintor y activista político de los derechos de los agricultores y pescadores. De hecho, Nonaka, el flautista de fue, vive de lo que él mismo cultiva en su plantación de arroz y otro de los miembros principales, Suzuki, se dedica a la elaboración y venta de sandalias de paja conocidas como setta. 

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Iida, líder de los Seppuku Pistols, preparando una pancarta

Recientemente han sido vistos haciendo de las suyas en el Ningen Restaurant (Restaurante Humano) que el colectivo artivista japonés Chim↑Pom ha abierto temporalmente como parte de un proyecto artístico efímero en Kabuki-cho en Shinjuku, Tokyo.

Ojalá pronto, en un futuro, vengan desde su pasado particular a liarla en España.

Página web oficial
Twitter de Seppuku Pistols
Tienda oficial
Documental en Youtube

La maquinaria de la industria idol: espectáculo al servicio de empresas mafiosas

Un grupo de chicas jóvenes sube al escenario mientras el público, en su gran mayoría hombres de un gran abanico de edades, grita y aplaude enfervorecido. Las jóvenes artistas realizan su espectáculo: uniformadas como el mismo atuendo, cantan (generalmente canciones de temática amorosa), bailan y, de vez en cuando, entre canción y canción, conversan con el público (siempre con la masa indefinida, jamás con individuos concretos) o entre ellas mismas, o dan alguna noticia relacionada con el público, que reacciona siempre con pasión. La conexión entre las artistas y sus fans parece total: se suceden las risas, los gritos de ánimo (sí, de ánimo, como si se tratara de un partido de fútbol), los coros y coreografías desde el público, etc. Ya solo queda una canción para que el concierto termine y una de las chicas toma el micro para dar una noticia: entre lágrimas, reconoce que este es su último concierto con el grupo y que su idea es dejar el mundo de las idols. La mayoría de fans muestra su apoyo y, salvo unos pocos que no se toman nada bien la decisión, le piden a gritos que, por favor, no se vaya.

Es el comienzo de Perfect Blue (1998), película de Satoshi Kon, pero no se trata, ni mucho menos, de un contexto y una situación que queden únicamente reducidos a ficción.

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Concierto de AKB48 en 2010. Extraída de flickr.com

Para aquellos lectores que no estén familiarizados con el término, las cantantes idol son personajes mediáticos, de una edad que no suele superar los 30 años, y que generalmente son valoradas más por su consideración como chicas kawaii que por sus habilidades sobre el escenario. Quizá a muchos os suenen grupos como AKB48 o Morning Musume, por citar a dos de los más populares. Artistas que mantienen (o simulan que mantienen) con sus fans (los denominados wota) una suerte de relación emocional que va más allá de lo meramente musical o artístico, y que es precisamente el motivo de consumo de muchos. No es mi intención aburriros hoy con matices y detalles sobre esta relación o estos “lazos emocionales”, sino hablar, a raíz de una terrible noticia, de las condiciones laborales a las que se enfrentan estas artistas, cuyos espectáculos aparecen siempre rodeados de un aura de “felicidad”, “energía” o “pureza” que para nada tiene que ver con lo que se encuentra detrás de los escenarios.

El pasado 12 de octubre se conocía la noticia de que Honoka Omoto, una joven idol de 16 años, miembro del grupo Enoha Girls, se había suicidado. La presión a la que estaba sometida como idol, las jornadas de más de 10 horas, los abusivos mensajes a su móvil por parte del staff del grupo ante el deseo de la chica de abandonar el grupo, así como la amenaza por parte de la directiva del grupo de reclamar a su familia exageradas cantidades de dinero en caso de que abandonase el grupo, son presumiblemente los motivos por los que la joven decidió poner fin a su vida.

Decir que los suicidios provocados por situaciones de gran estrés o precariedad laboral  en Japón son preocupantes es decir una obviedad, nadie lo esconde. Decir que hay un sistema económico detrás que está acabando directa o indirectamente con la vida de muchas personas, debería serlo también. No son pocos los trabajadores y estudiantes que cada año deciden quitarse la vida tras depresiones derivadas de situaciones de altísima presión y estrés. Trabajar, trabajar y trabajar. Producir, producir y producir. Generar, generar y generar. Resultados. Por encima de todo. Y la industria idol no solo no se libra de estas dinámicas, sino que está totalmente atravesada por ellas.

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Fotograma de la película Perfect Blue

No seré yo el que, exponiendo la situación de un sector concreto como es este, caiga en el error de endiosar a otros sectores o empresas cuya explotación a los trabajadores es evidente y terrible, más allá de que muestre diferencias con el caso de la industria idol. Mi intención es mostrar de manera muy general y resumida algunas particularidades presentes en esta industria y que aparecen totalmente normalizadas y socialmente aceptadas, rodeadas de un manto kawaii de “felicidad” y “pureza”. Y, por supuesto, sería un error obviar la cuestión de género en este caso, pero permitidme que en esta entrada me centre en exponer superficialmente las condiciones laborales y la situación de muchas idol como trabajadoras.

El caso de Honoka Omoto, si bien ha terminado de la peor forma posible, no deja de ser un ejemplo más de las situaciones a las que se enfrentan muchas idols, populares y no tanto, día a día. Desde el momento en que firman el contrato se convierten automáticamente en meras herramientas al servicio de las agencias idol (denominadas jimusho). Estas agencias poseen un control absoluto tanto de la carrera profesional de las idols, como de su propia vida privada. Por un lado, cuentan con la totalidad de los derechos de publicación y de imagen de las artistas, que no tienen ningún poder de decisión sobre el material artístico que interpretan, ni sobre sus apariciones mediáticas, ni siquiera sobre su permanencia en el grupo: pueden ser expulsadas, transferidas a otros grupos o ver su jerarquía modificada dentro del propio grupo. Las jimusho deciden a quién convierten en una figura visible, y quién queda relegada a un segundo plano. Por otro lado, existe un rígido control sobre la vida privada de las artistas, con numerosas prohibiciones: nada de relaciones amorosas, nada de apariciones públicas con chicos, nada de alcohol, tabaco o drogas en general, nada de posicionaminetos políticos, etc. Nada que pueda dañar su imagen kawaii, inocente y dedicada en cuerpo y alma a sus fans.

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Fotogramas del documental Tokyo Idols (2017). Según el documental, en la actualidad hay unas 10.000 idols en Japón.

Las largas jornadas de trabajo se ven también también salpicadas por el fomento por parte de las jimusho de una gran competitividad interna y de jerarquías. En el caso de AKB48, una de las antiguas y más populares integrantes del grupo, Minami Takahashi, llegó a reconocer que le producía temor la idea de faltar un solo día a los ensayos, pues podrían quitarle su puesto de gran relevancia dentro del grupo, tal y como se recoge en la obra AKB48 Ura Hisutorii (2013). En el caso concreto de este grupo, algunos autores recogen también cómo en sus primeros años se fomentó ferozmente la competencia entre los dos “subgrupos” que lo componían: los denominados Team A y Team K, calificándose a las pertenecientes al segundo subgrupo como “las que no valen para el Team A”.

¿Y qué ocurre entonces si una idol decide “romper las cadenas”? Que la maquinaria mafiosa de las jimusho se pone manos a la obra. Son muy numerosos los casos de artistas que son expulsadas o puestas en evidencia públicamente por, por ejemplo, filtraciones de fotografías en las que aparecen con chicos. Algo tan simple como eso. Si una idol decide que quiere abandonar el grupo por su cuenta, la jimusho de turno hará lo posible para evitarlo (como en el desgraciado caso de Honoka Omoto), y si no puede evitarlo, es conocido que existen listas negras no oficiales compartidas por las jimusho, como método de chantaje para que la artistas se lo piense dos veces antes de abandonar la banda: si lo hace, probablemente nunca vuelvan a contratarla en otra banda idol. En ocasiones las propias artistas se arrepienten públicamente de haber roto las normas de la jimusho, y piden perdón públicamente. Fue muy sonado el caso de Minegami Minegishi, que tras filtrarse unas fotos en las que salía de la casa de otro artista con el que había pasado la noche, se rapó el pelo y publicó un vídeo pidiendo disculpas:

Pero, a fin de cuentas, ¿ellas sabían lo que hacían, no es así? Ellas firmaron un contrato donde todo esto estaba estipulado. No exactamente. Muchas jóvenes son captadas por las jimusho cuando ni siquiera han entrado en la adolescencia: es decir, siendo niñas. Y aunque no fuera así, ¿cómo podemos aceptar que empresas, se dediquen a lo que se dediquen, puedan tener ese poder de decisión sobre la vida de sus trabajadores? No, a nadie le parecería razonable, o eso quiero creer, que, por poner un ejemplo, Panasonic empezase a incluir cláusulas en sus contratos que prohíben a sus trabajadores mantener relaciones sexuales. Incluso en otros sectores repletos de figuras públicas esto resulta impensable (el fútbol, por ejemplo). Hasta ahora se antojaba ciertamente complicado que pudiera surgir un debate público sobre estas cuestiones en Japón. Quién sabe si, tras el trágico fallecimiento de Omoto, se puede abrir una puerta para, al menos, revisar las condiciones laborales de las jóvenes. Es una aberración que la empresa privada puede tener poder de decisión por encima del Estado y las leyes. Es una aberración que una empresa pueda decirle a una trabajadora cómo debe vivir su vida y qué es lo que puede hacer y no. Y es una absoluta aberración que todo ello esté normalizado y aceptado. Pero, como diría alguno por aquí: “¡es el mercado, amigo!”.

Si queréis saber más sobre este tema, os propongo una lista de obras de diferentes tipos y un documental:

Aoyagi, H. (2004). Islands of Eight Million Smiles. Idol Performance and Symbolic Production in Contemporary Japan. Massachusetts y Londres, EE.UU e Inglaterra: Harvard University Press

Galbraith, P. W., y Karlin, J. G. Patrick W. Galbraith y Jason G. Karlin (Eds.), Idols and Celebrity in Japanese Media Culture. Nueva York, EE.UU: Palgrave Macmillan

Kojima, K. (2013). AKB48 Ura Hisutorii. [La historia oculta de AKB48]. Tokio: Bubka.

Miyake, K. (directora). (2017). Tokyo Idols (documental). Coproducción Japón-Canadá-Reino Unido; Distribuida por BBC Four

Rodríguez, D. (2018). Estrategias de captación y mantenimiento de consumidores
en la industria idol japonesa: el caso de AKB48. Asiadémica, vol. 12, pp. 129-185

Wendy, X. (2014). Japanese ‘Idols’ in Trans-cultural Reception: The Case of AKB48. Virginia Review of Asian Studies, vol. 16, pp. 74-10.

 

Kiki Hitomi: El enka japonés, el reggae y el chiptune se reúnen en el espacio exterior

Imagina estar sentado en el centro de una habitación de una casa japonesa de posguerra. El tacto del cada vez menos común tatami reconforta tu espíritu. Cuando uno reposa en el suelo la habitación parece más grande. Las paredes de papel cobran su peaje pero permiten que la luz tenue de las robustas linternas toro que alumbran el jardín llegue y penetre hasta el interior de la habitación. Gracias a un pequeño transistor escuchamos la voz de Hibari Misora y Shimakura Chiyoko, o quizás de Misawa Akemi o Suizenji Kiyoko. En cualquier caso la voz de una reina del enka. Pero lo que sabemos seguro es que se trata de una canción o copla cuyo título desconocemos, pero donde la voz es totalmente cautivadora, acompañada de guitarras, kotos y tambores taiko. Nos hablan de amores y desamores, de la melancolía y la tristeza, pero también de la esperanza y el poder de la nostalgia.

Ahora imagina que todo comienza a temblar. La calidez tonal de la habitación ha dejado paso a un ritmo de neones. Rosas, rojos, azules y verdes eléctricamente irradiados en un loop infinito. La madera de la habitación ha dejado paso al plástico y al acero, que bañado en un blanco y gris espacial, nos evocan a una nave absurda pero fantástica. Quizás se trate de un platillo similar al C-57-D de Forbidden Planet. Qué más nos da. Despegamos sin rumbo hacia el espacio. No importa mucho el destino. Aquí lo importante es el ritmo y el sonido del viaje.

Cuando echamos un vistazo a la cabina de pilotaje encontramos una Super Nintendo conectada a una pequeña pantalla y una gran colección de cds con reggae jamaicano. Además de todo eso, un pase para de ida y vuelta infinito, que nos permite ir del primer escenario al segundo tantas veces como queramos.

Bienvenido terrícola, acabamos de aterrizar en el planeta Kiki Hitomi…

Nuestra protagonista es el ejemplo perfecto del equilibrio de influencias. Un demiurgo implacable de su propio universo musical y estético, donde la importancia de lo experimental para nada es compatible con las fronteras que los estilos y las categorías a veces imponen. Una completa enamorada del reggae y el dub jamaicano, que un día nació en Osaka, pero que pronto recondujo su nave hacia Europa en busca de nuevas fronteras.

Dokkebi Q y King Midas Sound

En su primera parada en Londres tendría lugar su verdadero despertar creativo e irrumpió tímidamente al ritmo de dubstep/noise en la escena inglesa con un proyecto dual nombrado como Dokkebi Q, junto con Goh Nakada. El nombre del grupo procede de una criatura mitológica que en Corea funciona como el equivalente asiático de los goblins occidentales. Estos pequeños y extinguidos monstruos presentaban la particularidad de que podían invocar fuego y que solían vagar por los bosques engañando o ayudando a la gente pobre, una actitud similar a la que podemos encontrar en los demonios tengu japoneses. En palabras de Hitomi, el carácter melancólico de esta criatura marcaría no sólo la personalidad del grupo si no también su forma de componer música.

 

También sería aquí donde conocería a Kevin Martin, alias The Bug, y al poeta Roger Robinson, con quienes haría alianza y formaría el trío King Midas Sound. Apadrinados por Kode9 y su sello Hyperdub lanzarían un primer tema llamado Waiting For You. Si bien Hyperdub no es precisamente un sello plagado de artistas japoneses, cabe mencionar que hoy acoge también al artista nipón Quarta333, otra referencia notable del dubstep japonés con gusto por el 8-bit, que rima muy bien con la figura de Kiki Hitomi.

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ninjatune.net

 

Camino a Jahtari

Kiki Hitomi, en su imparable nave espacial alcanzaría en 2010 otros sellos de gran relevancia como Ninja Tunes, hogar de Amon Tobin, The Cinematic Orchestra y de otro genio británico del trip-hop y el dub como Roots Manuva. En Ninja Tunes, discográfica fundada en 1991 por el dúo Coldcut, logra un gran éxito como vocalista del EP Catch A Fire de The Bug, donde ya encontramos unos tintes líricos muy cercanos a los de la actual Hitomi.

2011 será el año en el que conjuntamente con The Bug lanzarían el EP Wonderland con la discográfica Jahtari, cuyo fundador es el experto en dub y músico Disrupt (Jan Gleichmar). Disrupt se convirtió rápidamente en su compañero de tripulación espacial, se enamoraron y tuvieron un bebé en Leipzig, Alemania, donde residen actualmente. Combinaron paternidad con su proyecto Black Chow, dentro del cual temas como Wonderland consiguieron buena aceptación y popularidad. Un proyecto musical pensado para ser disfrutado en «el interior de un refugio antibombas en el planeta Marte».

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Habría que esperar hasta 2016 para que nuestra capitana comenzase a reflexionar sobre las cadenas que conectan los distintos eslabones de la rueda kármica y… bueno, que nazca Karma no Kusari, el primer LP propiamente de Hitomi. Este momento marcaría un verdadero antes y después en su carrera y supone un firme comienzo de su andadura en solitario que continúa en la actualidad.

 

De la conexión Japón-Jamaica y Karma no kusari

Una bailarina pierna se eleva sobre la cabeza de una microcircuitada chica japonesa. ¿Una pose de yoga? El pie sostiene unos palillos chinos de comer y con estos agarra una cadena circular kármica. Si no lo entiendes es porque todavía sigues en la Tierra.

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Cover del album Karma no Kusari. Puede adquirirse también en formato vinilo a través del Bandcamp de Jahtari

Esta imagen es el diseño de portada de Karma no Kusari, que la propia Kiki Hitomi ideó para su LP. Karma no Kusari se gesta en un estudio de grabación en Berlín, pero es un regreso a esos momentos y tonos iniciales que Hitomi añoraba del comienzo de su carrera musical en Londres con Dokkebi Q.

La combinación de estilo que nos propone el señor Disrupt y la propia Hitomi, fusiona elementos del reggae jamaicano con la música folclórica japonesa, dándose una conexión entre ambas culturas muy original pero no pionera. En palabras propias de Disrupt, la música electrónica occidental le debe mucho a Japón, ya que ha sido el país pionero en el desarrollo de todas las máquinas esenciales que permite crear música electrónica aún hoy día. El reggae no habría existido sin estas máquinas japonesas, y sin el reggae no existiría la base de géneros actuales como el soul, el hip hop o el techno. Disrupt defiende esta conexión y comenta a modo de anécdota en el blog de Jahtari como en su momento le felicitaban por la ingeniosa versión de su tema SEGA Beats perteneciente al álbum The Bass Has Left The Building.

La gente daba por hecho que se trataba de un cover del clásico ska Ringo Rock de la banda jamaicana de reggae Soul Vendors. Sin embargo, Ringo Rock a su vez ya era una versión de Ringo Oiwake, tema principal de una ya antigua película japonesa titulada Ringo-en no shojo o La chica del parque de los manzanos (1952). El director de este film sería Koji Shima (1901-1986), quien dirigiría más tarde, en 1956, otro film titulado Asalto a la Tierra (宇宙人東京に現わる, Uchūjin Tōkyō ni arawaru), donde los alienígenas toman Tokyo, muy en consonancia con la estética marciana y espacial de nuestra Kiki Hitomi.
Hay que mencionar también que la anteriormente mencionada Hibari Misora, quién puso voz a este Ringo Oiwake, terminaría por convertirse en una de las artistas más importantes de la historia reciente de Japón y llegaría a ser considerada como una de las más grandes reinas del enka.

 

En el LP Karma no Kusari tenemos una conexión mucho más directa con el cine. En el track Pink no Kimono, Hitomi recupera la voz del cantante de enka Masaaki Hirao en el tema principal de la película Lady Snowblood (Shurayukihime, 修羅雪姫), dirigida por Toshiya Fujita en 1973. Todos los temas son debidamente adulterados con sonidos 8-bit, procedentes de viejas Game Boys de las cuales Kiki y Disrupt extraen estos ritmos digi-dub. Además, el nivel de nostalgia es tal que incluso se atreven a robar riffs chiptune directamente, como en el caso de Galaxy, donde se toman prestadas melodías del videojuego Dune.

También hay espacio para los homenajes, como es el caso del track Nen Nen Korori. En esta canción se combina una antigua y tétrica nana japonesa originada en el periodo Edo (1603-1868) con un discurso de The Space Ape, polifacético rapero británico del sello Hyperdub, que además de con Burial, colaboraría con Hitomi en muchas ocasiones antes de fallecer a causa de un cáncer en 2014. Esta nana japonesa en cuestión se conoce como Edo komoriuta 江戸子守唄 y ha sido ampliamente versionada hasta nuestros tiempos.

Karma no Kusari es un repaso implacable de sus orígenes e influencias que a veces es una mutación y otras un collage retro, pero sobre todo está muy lejos de tratarse de una orientalización o japonización de los géneros ni de la adscripción a ninguna escena. Se trata de una convivencia y de buscar un punto común, de forma que el bizarro producto que resulta sea orgánico y delicioso para los oídos e irrechazable para nuestros pies. Una canción de cuna japonesa, melancólica e intergaláctica, un paseo nocturno en otro planeta o una tarde jugando a videojuegos retro en Jamaica, sin necesidad de viajar hasta la isla o de quitarse el kimono.

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WaqWaq Kingdom y su LP Shinsekai

El nombre de WaqWaq Kingdom procede de la expresión waku waku わくわく que en japonés denota alegría y entusiasmo y da título a otra de las aventuras musicales en las que Kiki Hitomi continua embarcada a día de hoy. Desde 2015, Hitomi colabora con Shigeru Ishihara, conocido como en solitario como DJ Scotch Egg y que es también miembro de la banda Seefeel (Warp Records), donde combina el IDM más experimental con el post rock. Ishihara lo mismo vale para un roto que para un descosido, y a parte de sus labores musicales regenta un popular restaurante de okonomiyaki en Berlín.

Juntos añaden una variable más al sonido Hitomi y buscan introducir sonidos y ritmos tribales procedentes de África. Para ello se ayudan de Andrea Belfi en la parte de la percusión, quien toca la trimba en las composiciones de WaqWaqKingdom. Las creaciones de WaqWaq Kingdom se relacionan con el concepto de Shinsekai o Nuevo Mundo, el cual libremente han asociado al nacimiento de un nuevo lenguaje musical, más tribal y más trance, con notas aún mayores en cuanto a experimentación del género reggae. Shinsekai da también título al primer LP que Hitomi pública bajo dentro de este proyecto.

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Cover del album Shinsekai de WaqWaq Kingdom. También disponible en el Bandcamp de Jahtari

En Shinsekai lo psicodélico está también mucho más presente tanto en lo sonoro, como en lo visual. En el videoclip de Sugar Pills, Hitomi y Shigeru celebran con mucha intensidad esta extrañeza y peculiaridad intrínseca de la cultura japonesa con un montaje absurdo y fascinante que recoge distintos detalles de distintas festividades tradicionales del país. Gente hostiandose mientras arrastran colina abajo los pilares del Gran Santuario de Suwa en Nagano durante la festividad conocida como Onbashira matsuri, combinado con una recopilación de derrapes y vuelques de carrozas sansha, pasando por danzas de leones shishimai y demonios tengu en éxtasis.

La voz de Hitomi es omnipresente en todo el LP. En Blow It Up, Hitomi da ejemplo de la versatilidad de sus habilidades con cierto gusto a FKA Twigs, mientras que otros tracks como Koko Says nos retrotraen de nuevo a Karma no Kusari, pero esta vez con una atmósfera infinitamente más implacable e hipnótica. Bird es un magnífico pájaro que atraviesa volando la lucha sin cuartel entre la trimba experimental de Andrea Belfi y el digidub de Shigeru.

El resultado de Shinsekai es una mezcla claramente imperfecta pero verdaderamente interesante. Podría ser visto como un primer intento serio de hibridar las tres personalidades que integran la banda y el inicio de un camino hacia una madurez más conjunta. No es una una simple conjetura y temazos con más cuerpo como Oh It’s Good, donde el trío equilibra mejor sus aportes son prueba de ello. Sin duda este auto denominado «Science Ninja Team» de WaqWaq Kingdom tiene un futuro por delante con mucho que decir todavía y sabemos de primera mano que están encerrados en su estudio grabando material nuevo.

 

Instagram de Kiki Hitomi

Página de Facebook de Kiki Hitomi

Instagram de WaqWaq Kingdom

Sitio web de la discográfica Jahtari

Instagram de Jahtari (Disrupt)

Conociendo a la artista japonesa UN©!! Pornopegatinas, sátira comercial y otras sorpresas [Entrevista]

Cae una bomba en Neo-Tokyo y de la explosión surge esta artista del diseño y las pegatinas que se hace llamar UN©!! (pronunciado ‘unco’).  Aprovechando el caos reinante empapela la ciudad con mensajes obscenos. Mutar eslóganes publicitarios y marcas muy reconocidas es otro de sus poderes más interesantes, aunque también se atreve con la escultura y la moda. Preocupada por remover las conciencia de la sociedad japonesa, estrujar sus cerebros y servir tabúes en platos bien fríos, esta artesana del sticker art acaba de finalizar su exposición conjunta SUPER SHIT  con el artista Unkorin en la galería VOID en Asagaya, Tokyo. UN©!! representa bien a todas esas voces que en los muros de Tokyo reclaman feminismo, justicia social y honestidad política, desde una humildad muy punk, joven y pacifista.

Sitio web personal

Instagram

Antes de nada, ¿de dónde viene tu nombre?

UN©!!: Mi nombre artístico「UN©!!」se lee como unko (palabra en japonés para caca). Al principio lo escribía con caracteres comunes y era simplemente UNCO pero, como resultaba demasiado común y poco original, cambié las dos letras finales por el símbolo de copyright ©. Además, UN en inglés se emplea como prefijo negativo, por lo que ahora el nombre posee también el sentido de “sin copyright”, idea que me representa bastante y encaja a la perfección con mis trabajos. Con las dos exclamaciones del final he querido transmitir ese espíritu enérgico y gritón de la pequeña Arale del manga Dr. Slump de Akira Toriyama.

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O-manko kurabu. Diseño por UN©!!

¿Cómo nace un artista de sticker art y ese ansia por utilizar la ciudad como galería de arte?

UN©!!: Mi afición en este duro arte del cutting sticker comenzó durante la movida de los 2000 en Osaka. Esta generación es conocida como la Kansai Zero Jidai 関西ゼロ世代. Durante este tiempo, en un club de música en directo al que solía ir bastante, vi por primera vez que había gente que vendía estas pegatinas. Allí conocí a gente y tuve la oportunidad de que me enseñaran sobre la técnica y el material necesarios.

Este ansia por utilizar la calle como si de una galería se tratara, indudablemente nació en mí tras intercambiar unas palabras con cierto artista. Un día, antes del comienzo de una presentación pública de una exhibición de Takashi Murakami, esta persona me dijo cosas como: “¡Tus creaciones son puro hip-hop! ¡Son muy de la calle! Tienes que llevar tu arte a los espacios públicos para mostrar abiertamente y de forma explícita estos tabúes sociales. El que sean pegatinas lo hace mucho más callejero. ¡Me encanta!”

Sus comentarios me pillaron por sorpresa. Luego en casa busqué quién era esta persona y cuando descubrí que era un fotógrafo super conocido y yo había estado hablando con él como si fuese un don nadie, hasta me entraron sudores fríos [risas].

El encuentro que tuve con este fotógrafo definitivamente marcó mi camino dentro del arte. Por aquel entonces yo no conocía a Banksy o a Jean René (JR), ni mucho sobre otros grandes artistas callejeros.

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¿Sexualizar nombres de marcas es un un simple juego de palabras o una crítica punk y anticapitalista a la dictadura marketiniana de las grandes corporaciones?

UN©!!: La primera razón por la que utilizo los logos y otros elementos reconocibles de grandes corporaciones y empresas es porque ya están incrustados en la cabeza de la gente. De esta forma es muy rápido hacer llegar un mensaje. La segunda razón es que me motiva la brecha y la gran distancia que se crea entre el original y mi transformada versión. No se trata de simplemente proferir un insulto hacia estas grandes corporaciones.

Aunque, excepcionalmente, sí que fue un poco intención de insultar cuando modifiqué el famoso I’m lovin’ it de McDonalds por I’m lovin’ shit. Es algo personal, no es que no me guste McDonalds, es que siempre que voy me quedo con hambre.

En definitiva, podría decirse que, por lo general, no pienso mis diseños con la única intención de expresar mi propia opinión.

Mi actividad no se basa en una actitud contraria respecto al capitalismo. Mientras no se detenga el constante nacimiento de nuevos objetos de inversión, este es un sistema que no puede evitarse. Sin embargo, el arte participando de esto como otro objeto más, ¿acaso no puede aprovecharse, chupar del bote y así conseguir financiación y desarrollarse? Intento que toda esta mecánica capitalista sea compatible con mi necesidad de expresar la rabia y el odio que llevo dentro, que no tiene límites, como tampoco los tiene el capitalismo. En definitiva es un punto en común entre las dos cosas… Últimamente le he estado dando muchas vueltas a esto.

El punk es otro de mis recursos favoritos. No tanto para destruir el sistema y derrocar a las grandes corporaciones, si no porque me permite crear cierto impacto en el espectador, poner el mundo patas arribas y arrasar con todo. Además, me encanta el indie punk y la energía que transmite… ¡El pueblo tiene el poder! 

La censura es un tema muy recurrente en tus diseños. La pornografía japonesa censura los genitales, las policía cubre con un paño las esposas de los criminales, y temas como la orientación sexual es un tabú todavía común.

UN©!!: Mis obras son un intento por mostrar los tabúes sociales, con un lenguaje pop para que estos sean abiertamente expuestos y reconocidos. Tengo un gran interés en identificar cómo se forman y generalizan estos tabúes. Después de todo, un tabú es algo que una parte de la sociedad decide que sea así.

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Todo el mundo conoce el tema de la censura de los genitales en Japón, ¿verdad?

Es curioso que hoy en día la situación llega al punto de que en la televisión japonesa escuchamos constantemente la palabra “polla” sin ningún problema, pero en el momento en el que alguien dice “coño” esa persona queda para siempre marcada como grosera y vulgar.

¿De dónde viene este puto sexismo? Dilemas así me llevan a crear obras que respondan a este panorama sin sentido.

Soy una persona que odia los chistes sexuales fáciles, sin gracia ni fundamento. Cuando alguien, por ejemplo, pronuncia en voz alto el nombre de mi obra Bikkurimanko, disfruto pensando en cómo, de repente, ya nunca más podrá pensar en Bikkuriman de la misma forma. (Bikkuriman «Amazing Man», al convertirse en Bikkurimanko pasa a significar «Amazing Pussy»).

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¿Es realmente el pueblo japonés tan sensible como creemos? ¿Solo nos queda la escena underground? ¿Serán los ciudadanos de Neo Tokyo más libres de expresar sus opiniones algún día?

UN©!!: En mi opinión, dentro de la sociedad japonesa los sentimientos de verdad ocupan un lugar muy pequeño y secundario. Experiencias como el acoso escolar que sufrí o los círculos sociales muy cerrados, son relativamente comunes, y desgraciadamente todos los días muere gente sin que a nadie le importe.

Esto es un poco extraño… pues todos somos personas y estamos hechos de la misma materia, ¿no?

El color de piel, las aspiraciones personales, las tendencias sexuales, el salario, cualquier aspecto que nos distinga nos convierte en objeto de discriminación o crítica. Basta echarle un vistazo a los comentarios destructivos en las redes para darse cuenta de que los japoneses disfrutan con el sufrimiento ajeno. También se dan casos en los que se persigue a las personas por simplemente decir lo que de verdad piensan. Los acosadores deben tener una vida realmente aburrida.

Me pregunto si en otros países ocurre lo mismo. Las personas que critican tanto deberían empezar por sí mismas. De todas formas, quiero creer en un futuro donde cada uno pueda expresar libremente sus opiniones y pensar que este tipo de sociedad destructiva del internet es simplemente un ligero zumbido procedente de una tormenta lejana.

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Kurutte ii tomo! 狂っていいとも! (¡No hay nada de malo en volverse loco!) es tu lema más recurrente ¿Qué es lo mejor de volverse completamente loco?

UN©!!: Ahondando un poco en lo emocional… Cuando iba al instituto sufrí acoso escolar y una de esas veces estuve dos días seguidos en casa sin asistir a clase. Desafortunadamente, no tuve el apoyo que cabría esperar de mi familia e incluso mi madre llegó a decirme que no le incordiase y me las apañara yo misma con mis problemas. La razón por la que mis compañeros de clase me veían como un objeto de burla se debe en gran medida a que heredé de mi madre una constitución física débil. Pensamientos del tipo “ya no tengo ningún amigo” o “me encuentro sola en este mundo” rondaban constantemente mi cabeza.

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Creo que todo ese estrés psicológico era la razón principal por la que me encontraba tan anímicamente destrozada.

Aparte del coñazo que acabo de soltar, también comencé a beber alcohol y fumar yerba en clubs y así, colocándome y volviéndome loca echaba fuera toda las mierdas que tenía en la cabeza. A veces pienso que tendría menos preocupaciones y viviría más tranquila en el espacio exterior [risas].

El tema de la yerba… es ilegal en Japón, aquí eso no podría contarlo… [risas].

El celebérrimo Akira de Katsuhiro Otomo nos mostró un posible escenario que a todos nos hizo reflexionar y que cambió nuestra percepción del futuro  ¿Cómo te transformó a ti?

UN©!!: Con 6 años descubrí Akira en la biblioteca de mi padre. Yo era muy pequeña cuando lo leí por primera vez y quedé completamente fascinada con las motos y en general la estética de ese mundo… ¡Eran una pasada total!

No sé si ha cambiado o no la forma de pensar sobre el futuro pero, suponiendo que este manga tiene algún tipo de fuerza o poder, aprendí que su principal potencial era el del impacto de su enorme fuerza psicológica y emocional. Esta idea del apocalipsis y el final del mundo que parece inevitablemente conectada con la percepción del futuro, en Akira es, paradójicamente, super emocionante. ¿Qué será lo próximo? ¿Hacia dónde nos conducirá esto?

Imagina un Japón sin energía nuclear, sin Abe y sin censura. ¿Qué diseños haría UN©!!?

UN©!!: De alguna forma considero que mis trabajos buscan que la sociedad reflexione, lo que puede ser visto como un tipo de intervención directa en esta polémica de la energía nuclear.

IMG_20181006_090330.jpgIMG_5212.JPGLa energía nuclear a día de hoy es un territorio que todavía sobrepasa el entendimiento humano. Por ejemplo, en el futuro que propone el anime Ghost in the Shell: Stand Alone Complex la humanidad ya posee la tecnología capaz de extraer la contaminación radiactiva, pero no en nuestra realidad actual.  Algún día me gustaría trabajar con esa idea como concepto. (Bueno, me estoy yendo un poco del tema).

En cuanto a la política, no se trata solo del primer ministro Abe, si no de todos aquellos partidarios de políticas estúpidas del tipo: “¡Vamos a construir centrales cerca del mar! Puede salpicar un poquito de radiación pero, total… ¡Si la vertemos al agua nadie se dará cuenta!”. Todo esto se hace siempre a espaldas del ciudadano, al que se le ocultan todos los detalles y consecuencias.

Mi obra APE que toma la imagen de Shinzo Abe tampoco conlleva mi oposición hacia su gobierno, sino poner sobre la mesa el encubrimiento de sus intentos por recuperar el poder militar de Japón. (En 2014 se aprobó la revisión de la ley del Tratado de Seguridad entre Japón y EEUU para que las Fuerzas de Autodefensa de Japón pudieran volver a tener capacidad de ataque, la cual perdieron tras la Segunda Guerra Mundial con una constitución redactada por las Fuerzas de Ocupación americanas.

Este es un hecho histórico.

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Hay más gente que hace el mismo juego de palabras y se refiere a Abe como “mono” APE y por eso lo utilicé para esta obra. No se trata de una serie anti Abe por mi parte. Aunque quién sabe, todo depende de si me gustan o no las políticas que vayan haciendo.

La censura es algo que siempre tengo que tener en cuenta a la hora de elegir el contenido y la forma de mis obras. En un futuro quiero crear algo que sea capaz de abrir la mente de las personas sin antes tener que pensar o preocuparme por los límites entre derechos de autor y copyright. Mientras más opresión y limitaciones se impongan, mayor tiene que ser la dureza y respuesta del mensaje en las obras. Creo que nunca voy a querer cambiar el hecho de que mis diseños siempre cuestionen los estándares de la censura.

Aunque si llego al punto de que me quieran meter en la cárcel lo mismo me lo pienso y pido perdón.

Hemos visto que te gusta Joan Cornella. ¿Algún otro artista español que te guste? No importa si está vivo o muerto.

UN©!!: Sintiéndolo mucho pero, así de primeras, no me viene a la cabeza ningún otro artista español en estos momentos.

Supe de Joan Cornellá a través de Instagram. No viene a cuento pero, flipé cuando descubrí un día en Nueva York una pegatina suya puesta por la calle.

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¿Algún proyecto futuro?

UN©!!: Justo ahora estoy realizando una exhibición de mis trabajos en Tokyo con Bikkuriman como protagonista e idea central. Bikkuriman es una franquicia con magos, ángeles y demonios como protagonistas que lo petó en Japón al ser la imagen de una popular marca de galletas de chocolate. A finales de los ochenta, el carisma de los personajes permitió a Bikkuriman dar el salto al mundo de los videojuegos y expandir su historia a través del manga y las series de animación.
A decir verdad, esta serie no es de mi época, es de un poco antes y apenas la conocía, pero me transmitía buen rollo para trabajar con ella.

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En 2019 alcanzaremos el año en el que transcurre la historia de Akira en Neo-Tokyo. Me gustaría volcarme con esta temática y colaborar con Katsuhiro Otomo, sacando una línea de condones bajo el lema ¡¡¡Hijo de puta, tienes el pene infectado, ponte un puto condón!!! (ゴムをつけろよチンカス野郎!!!) [risas].

Ya puedo sentir el éxito [risas].IMG_20180710_134507.jpg

Puedo imaginar también un gigantesco pene erecto surgiendo de la explosión que destruirá Neo-Tokyo… ¡Ah! y también quiero construir en Osaka, en frente de la Torre del Sol de Okamoto Tarō, mi obra Pene por la Humanidad y Armonía… ¡Un pedazo de miembro de 70 metros de alto! [risas].

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Entrevista realizada por Elena Manrique y José Fernández

Visitamos en Londres la exhibición «Why Open?» del colectivo Chim↑Pom

Sobre White Rainbow

A pocos minutos del Museo Británico en Londres, encontramos una pequeña galería situada en el número 43 de Mortimer Street llamada White Rainbow. Esta galería y sus comisarios se esfuerzan por traer y dar espacio al arte japonés contemporáneo en pleno centro de Londres. Su objetivo fundamental es el de localizar y dar a conocer un arte japonés contemporáneo que sea transgresor y esté cargado de cuestionamiento social y político. Esta transgresión y crítica socio política son características que en el arte japonés, sobre todo a partir de la II Guerra Mundial, se convierten en un enfoque constante y necesario en un contexto en el cual Japón se encontraba sometido a las Fuerzas de Ocupación Americanas. Este trauma e influencia de la derrota va a estar presente en las consiguientes generaciones de artistas japoneses, quienes buscarán, a través de la expresión artística y el cuestionamiento sociopolítico, una solución y una cura.

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Cabe mencionar que hasta la fecha la galería se presentaba como comercial y que es en marzo de este año cuando han cambiado su modelo a uno sin ánimo de lucro. Son admirables los esfuerzos que durante ya tres años lleva realizando White Rainbow por otorgar un espacio constante a este tipo de artistas, para quienes la censura es muchas veces un viejo amigo y una losa habitual en sus caminos. Como si quisieran que las voces de estos artistas tuvieran un impacto directo en el corazón y conciencia de Occidente, la galería acoge todo tipo de trabajos, que pueden ir desde el arte plástico y la performance, pasando por el arte digital a la proyección de documentales y películas.

Si os interesa y queréis ahondar sobre la filosofía y la peculiar línea editorial que sigue esta galería, así como echar un vistazo a su programación, os recomendamos que visiteis su página web e Instagram.

Why Open?

Why Open? es una de las últimas exposiciones en solitario del colectivo ChimPom con base en Koen-ji, Tokyo. Desde 2005 este colectivo artivista ha viajado por todo el mundo, buscando remover conciencias, plantear preguntas incómodas y hacer reaccionar a la sociedad ante su rutinaria pasividad diaria. Desde hace unos años ChimPom coloca sobre la mesa un debate y reflexión sobre lo público y lo privado, y cómo ambos espacios se delimitan el uno al otro, cuestionando así ideas como la autoridad, el poder y las barreras impuestas.

Nos encontramos frente a la puerta de la galería y pulsamos el timbre para que nos abran. ¡Sorpresa! descubrimos que el timbre está conectado con una casa semidestruida en un área contaminada de Fukushima (Silent Bells, 2017).

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Entramos y nos vemos rodeados de una profunda oscuridad, donde apenas podemos ver pero sí escuchar la voz de una joven que nos habla. Se trata de Ellie, el único integrante femenino de ChimPom. Su voz hace que nos acerquemos para ver de qué se trata. Una proyección nos muestra a Ellie cruzando ilegalmente la frontera de México a Estados Unidos por un estrecho y sucio túnel subterráneo (The Grounds, 2016, incluida en el proyecto The Other Side del mismo año).

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Una vez hemos escuchado el desafío de Ellie, nos paramos a observar un gran pedazo de asfalto iluminado tenuemente, para descubrir en el otro extremo de la sala otra proyección, un oscuro agujero por el cual podríamos abrirnos paso hasta Fukushima (Asshole in Tokyo, 2018).

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Al fondo, de nuevo, la voz de Ellie. Se trata de una habitación, ahora sí, completamente iluminada, donde de manera caótica se agolpan textos, pintadas y todo un arsenal de objetos de una y otra naturaleza, coronados por un kanji gigante: 道 michi (camino o calle).

En esta sala se recoge el proyecto Michi, desarrollado en el Museo Nacional de Bellas Artes de Taiwán. Esta muestra forma parte de ChimPom Street, proyecto que comienza cuando el colectivo arranca las puertas de su estudio en Tokyo eliminando así las barreras entre su actividad artística y la calle. Siguiendo con esta línea, el proyecto toma forma en Taiwán con la influencia directa de los acontecimientos ocurridos en dicho país a raíz de las protestas estudiantiles de 2014.

ChimPom entrevistó a los protagonistas de este suceso. El motivo de la protesta se basaba en el peligro económico y fiscal que los jóvenes veían en la aprobación del acuerdo de libre comercio entre Taiwán y la China Continental, ya que este había sido pactado sin tener en cuenta la consideración del pueblo. Una floristería de la ciudad pondría a disposición de estos estudiantes más de 1000 girasoles, los cuales fueron llevados al edificio de la Asamblea Legislativa de Yuan, convirtiendo así a la planta en símbolo de este movimiento, conocido como Sunflower Student Movement.

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Why Open?, que da nombre a esta exhibición, es la pregunta que estos estudiantes se hicieron, pues, para sorpresa de todos, encontraron que una de las puertas blindadas del Parlamento se encontraba ya abierta desde un principio. Así fueron capaces de ocupar el edificio durante tres semanas. La movilización estudiantil solo sería el comienzo y durante este periodo se les fue sumando el apoyo de miles de ciudadanos simpatizantes de esta gesta estudiantil.

ChimPom se hace la misma pregunta y propone desafiar las leyes y las barreras del espacio público y privado, conectando el museo con la calle y para ello crean una calzada de 200 metros de longitud entre ambos lugares. El propósito es que esta calzada sea regida por sus propias leyes y decretos, una suerte de estado independiente con una mecánica sandbox donde cada uno puede realizar su aporte y sugerencia particular (Is Artistic Exchange a Crime?, 2018).

En esta sala podemos encontrar evidencias del todo el proceso, y cómo artistas locales se unieron a ChimPom realizando performances artísticas, expresándose con todo tipo de street art o con su música conciertos improvisados… Y como colofón, tuvo lugar una gran fiesta para celebrar el nacimiento de un nuevo espacio entre lo público y lo privado, entre lo prohibido y lo posible.

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Manifiesto Michi 道 de ChimPom 

Crearemos una calle que conecte el interior con el jardín exterior y la calle.

Estará hecha de cemento y asfalto, y será bien gruesa para que destaque.

Todas las protestas serán hechas en la calle, con gente caminando por las calles desde un punto de partida hacia cualquiera que sea el destino, como podría ser el Edificio de la Dieta japonesa. Ya que todas las calles están conectadas, podríamos decir que nuestra calle también conecta el interior del museo con el Parlamento de Yuan. Este proyecto también reflexiona sobre cómo de público es en realidad el Museo Nacional de Bellas Artes de Taiwán. Por ejemplo, podemos hacer uso de las calles durante las 24 horas del día, ateniéndose a ciertos códigos y leyes regulados por el sentido común, la ley o el entendimiento mutuo.

Inspirados por los participantes del Movimiento Sunflower, quienes tomaron el Parlamento de Yuan como campamento base, nosotros pretendemos sacar el máximo potencial e impacto social al Museo Nacional a través de nuestro experimento, abriéndolo literalmente al público.
¿A quién pertenece el parlamento o el museo? ¿Quién decide lo que se puede y no se puede hacer dentro de estos espacios? ¿Cómo podemos juzgar que se actúa de manera justa?

Puede que sean demasiadas preguntas para un solo proyecto.

Por ello hemos decidido negociar con el museo y crear nuevas regulaciones específicas para nuestra calle, que no es ni totalmente pública ni parte del museo, sino un espacio público alternativo.

Why Open? Los participantes del Movimiento Sunflower entraron al Parlamento a través de una puerta, que por algún motivo, ya estaba abierta. Las personas que vean que la calle también se encuentra conectada con el Museo de Taiwán se realizarán la misma pregunta, y de está forma también podrá ser visto como una invitación a entrar al edificio de la Bienal.

道 michi: Elegimos escribir en kanji el nombre del proyecto, inspirándonos en el taoísmo, el judo y la asociación camino-vida presente en la caligrafía japonesa.

Es nuestra forma de responder a la temática centrada en Asia con la que se celebra esta Bienal.

 

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Web oficial de Chim↑Pom

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Entrevista al fotógrafo y traductor Juan Fandiño. Luz, sombras y sensualidad cotidiana en Japón

Juan Fandiño nace en Madrid y vive en Osaka. Temprano despierta su interés por el arte y la cultura japonesa y esta se convierte en una constante que le acompañará durante su formación artística en la Escuela de Arte de La Palma y en la Universidad Complutense de Madrid. En su fotografía nos encontramos una particular preocupación por el cuerpo de la mujer japonesa y su sensualidad más cotidiana, las emociones personales y muchos momentos íntimos de reflexión que asoman entre sombras y claroscuros. Polifacético, ha traducido a Osamu Dazai en dos ocasiones, Colegiala (Impedimenta, 2013) y Repudiados (Sajalín, 2016), y ha llevado a cabo la dirección artística del videojuego japonés Yume Nikki.

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Antes de nada… ¿Cómo se sienta uno ante un texto de Dazai y le desafía con una traducción al castellano? ¿Cuál es el mensaje más potente que se obtiene de este maestro de la literatura japonesa?

J.F.: Lo primero decir que fue un trabajo en equipo, no lo hice yo solo ni mucho menos. Fue un largo y bonito proceso. Empezó como un proyecto personal que fue creciendo y afortunadamente dio con buen puerto. La idea surgió de mi antigua compañera que, por supuesto, es japonesa. A ella le gustaba mucho la obra de Dazai, la cual es bastante extensa pero poco conocida. Tanto dentro como fuera de Japón, si hablas de Dazai todo el mundo te nombra su obra más famosa, la titulada Indigno de Ser Humano (publicada en España por la editorial Sajalín), pero, sin embargo, casi nadie conoce el resto de su amplia obra. Nosotros quisimos dar a conocer sus obras menos famosas pero no por ello menos importantes o de peor calidad.

Decidimos empezar con una recopilación de relatos cortos que nos publicó la editorial Impedimenta bajo el título de Colegiala. Se trata de una recopilación muy interesante ya que, todos los relatos que la componen, están protagonizados por mujeres que, casi siempre, tienen problemas o están en conflicto con un hombre que no las termina de entender o tratar como se merecen. Ese hombre, aunque no se especifica claramente, es Dazai, y las mujeres que narran sus historias son representaciones de su mujer y sus numerosas amantes. Desde el principio sentimos estos relatos como un intento de Dazai por pedir perdón a esas mujeres, además siempre me fascinó el hecho de que fuese capaz de reconocer sus propios errores y hablar abiertamente de ellos, criticándolos en un intento de, quizás, redimirse.

Un año después comenzamos a traducir una nueva recopilación de relatos, esta vez protagonizados por representaciones del propio Dazai, una vez vez más hablando sobre su vida y los problemas que su comportamiento causaba a sus seres queridos. Esta recopilación fue publicada bajo el título de Repudiados por Sajalín. Siento que ambas obras se complementan y es muy interesante leerlas ya que, en algunos casos, son el mismo relato pero mostrado desde dos puntos de vista diferentes (el del propio Dazai y el de la mujer).

Quedamos muy contentos con el resultado final y estamos muy orgullosos de haber podido traducir directamente del japonés, manteniendo así la esencia de lo que Dazai realmente quiso transmitir. Desgraciadamente muchas traducciones de obras japonesas al castellano no están hechas a partir de la obra original sino de traducciones previas al inglés o el francés, haciendo que muchos detalles y matices se pierdan por el camino. Nosotros siempre defendimos la calidad de las obras traducidas por equipos de una persona japonesa y una del país a cuya lengua se va a traducir antes que los traductores que trabajan a partir de traducciones previas de otros idiomas. Quizá con idiomas europeos esto no sea tan necesario, pero con los idiomas asiáticos, dada su gran diferencia y complejidad, es inevitable que no se pierdan cosas por el camino si no se hace debidamente y con cuidado.

Dazai fue un gran escritor. Una persona con muchísimas inseguridades que, aun a pesar de su comportamiento tóxico y egoísta hacia sus seres queridos, supo plasmar con enorme belleza y honestidad todo lo que ocurría en su interior en un intento de explicar qué le llevaba a hacer tales cosas. Nosotros le estaremos eternamente agradecido por todo lo que nos ha dado y enseñado y, por supuesto, recomendamos leer su obra a cualquiera que esté interesado no solo en literatura japonesa sino en el Japón de principios del siglo XX.

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¿Cómo surge la posibilidad de exponer tus fotos y vivencias en Japón por primera vez? 

J.F.: Di por casualidad con la obra de Kousaku Ishiguro, un fotógrafo de Osaka con una obra muy interesante. Desde el primer momento me atrajo mucho el tono de sus imágenes, el color y como mostraba su entorno. Además le gustaban las obras de Osamu Dazai, autor que, en cierto modo, marcó mi camino durante aquellos años en los que estaba descubriendo Japón.
Contacté con él una vez pude asentarme en Osaka y, amablemente, me invitó a visitarle en su galería. Galería Hommage, situada a las afueras de la ciudad, entre Osaka y Nara. Hicimos buenas migas y empecé a visitarlo con frecuencia, intentando aprender de él todo lo que pudiese. Siento que ahora mismo el tipo de fotografía que me mueve tiene poco que ver con lo que en aquella época intentaba hacer, pero eso no quita su figura fuese y siga siendo una gran fuente de inspiración. Con el tiempo me ofreció la oportunidad de exponer en su galería y por supuesto acepté. Recuerdo con cariño aquellas dos semanas que duró la exposición.

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Tomando como referencia el nombre de tu obra KIKU (Crisantemo) y haciendo mención a otra flor como es la yamato nadeshiko y que se relaciona con el ideal tradicional de belleza femenina en Japón, nos preguntamos: ¿Crees que tu fotografía se acerca o se aleja de este ideal? 

J.F.: Es un tema complicado. Empecé a desarrollar esta idea cuando estaba estudiando Bellas Artes en Madrid. Un profesor de escultura nos propuso trabajar sobre algo que realmente nos motivase, que tuviese significado. No un mero ejercicio de clase sino algo que pudiese empezar a dar forma a nuestra obra personal, que nos identificase como artistas. Empecé a darle vueltas y me di cuenta de que, dentro de mi interés por Japón, su cultura y folclore, había algo superior a todo ello que me atraía y fascinaba aún más. Se trataba de la figura de la mujer japonesa, o al menos la idea que yo tenía de ella en aquella época. Empecé a investigar sobre el tema, sobre por qué me atraía de esa manera. Aquel estudio se unió a la obra de Jun’ichirō Tanizaki, en especial a su ensayo El Elogio de la Sombra, donde se expone de una manera muy interesante las diferencias de gusto estético entre Japón y occidente de principios del s.XIX, algo que a día de hoy todavía se mantiene según que lugares.

Poco a poco todo ese aprendizaje fue marcando el tono de mis imágenes, haciendo que acabase convirtiendo ese ideal, esa percepción personal, en el tema central de mi obra, no solo fotográfica sino también pictórica. Con KIKU aún estaba descubriendo distintos caminos y maneras de hacer, y desde aquellas imágenes he cambiado mucho y he pasado por distintas etapas, pero aun así siento que el fondo de mi trabajo, la base, sigue siendo la misma; intentar darle forma o comunicar todo lo que ese ideal me hace sentir.

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Percibimos que tus fotografías en España tienen un tono más familiar y reflexivo, mientras que Japón saca tu parte más instintiva. ¿Son distintas las emociones que te llevan a sacar la cámara y capturar un momento concreto cuando estás en España o en Japón?

J.F.: España y Japón… Creo que los lugares cobran el significado que nosotros les otorgamos. Mi relación con ambos países está marcada por mis vivencias y eso hace que para mí tengan un significado o que me hagan sentir de una manera distinta a la que otra persona pueda percibir. En este punto de mi vida, para mí España es familia, cariño, amor, mientras que Japón es todo lo opuesto. Soledad, incertidumbre, descubrimiento personal. A primera vista puede parecer que tengo una percepción negativa del país, o que no estoy bien aquí, pero no es así. Japón es un país al que vine porque había algo aquí que me estaba llamando, algo que tenía que descubrir, y en eso estoy. Es un lugar que me permite un ritmo de vida y una soledad (intencionada y buscada) que me hace crecer como persona y entenderme mejor a mí mismo (o eso quiero creer).

Por supuesto, todo esto afecta mi obra, y es por esto que las imágenes de España suelen tener un tono muy distinto a las de Japón. Jamás me fuerzo a fotografiar si no siento que quiero hacerlo. Tampoco fotografío temas o escenas que no me interesan. Es todo muy instintivo, lo que es complicado, ya que hace que pueda pasar largas temporadas sin tocar la cámara si esta no me llama. Sin ir más lejos, en 2017 pasé 10 meses sin hacer ni una sola foto por esto mismo. Necesitaba alejarme y ocupar mi mente con otras cosas, hasta que volví a sentir que tenía algo que contar. Esto afecta bastante a la cantidad de material que produzco, pero pienso que no debo forzarme si no siento que deba hacerlo.

A tu serie Yureru le acompaña un poema:

漆黒の瞳が
僕を見つめている雨降る夜
吉祥天…僕は、あなたをみつけたのかい?

Big black eyes
Staring at me in the rainy night
Kisshōten, did I find you?

¿Existe la posibilidad de fotografiar a un kami/deidad o desaparecen justo un instante antes de ser fotografiados?

J.F.: La serie de Yureru (que originalmente iba a tener otro título) es una serie que siento que aun no he terminado y quizá algún día retome. Tengo mucho material guardado que necesita ser revisado antes de poder mostrarlo. El tema central de aquel proyecto empezó siendo algo similar a lo que hablamos anteriormente; el ideal de belleza femenina en Japón, o mejor dicho, mi percepción de ella. Aprendí a través de una persona que en cierto modo marcó mi viaje cuál era la figura de Kisshōten. Una deidad traída del budismo que representa la belleza y fertilidad. En aquel momento me obsesioné muchísimo con aquel concepto e intenté buscarlo en las personas y entornos que marcaban mi día a día. Acabé saturado y en un punto en el que no sabía muy bien por dónde continuar, lo que resultó en que abandonara el proyecto temporalmente hasta que me volviese a sentir con fuerzas de retomarlo. Siento que el tono que le estaba dando no me representaba y tampoco era lo que quería mostrar.

Volviendo a la pregunta, en este contexto para mí los kamis son representaciones idealizadas de los objetivos que queremos conseguir en nuestro camino. Están ahí, pero no siempre tenemos la capacidad de poder verlos (y fotografiarlos). Obsesionarse con algo con tanta intensidad como me ocurrió a mí hace que puedas perder el foco y acabes yendo por caminos equivocados que se van alejando de tu objetivo original. Por eso a veces es mejor saber parar, tomar aire, alejarse y mirar la situación con perspectiva. El tiempo siempre ayuda y, a veces, esos kamis u objetivos lo que necesitan es cierta distancia para poder volver a verlos/retomarlos cuando te sientas preparado.

Has participado como director de arte en el desarrollo de un videojuego de terror. ¿Qué cosas te inspiraron durante el proceso de diseño? ¿Has llevado a ese mundo algo de tu fotografía y/o viceversa? ¿Cuál de todas tus fotografías crees que representaría mejor el miedo o el terror?

J.F.: Lo cierto es que sí. En las fases tempranas del desarrollo tuve que hacer todo el Concept Art y para ello utilicé algunas de mis fotografías como base. Personalmente no calificaría el juego como género de terror pero entiendo que, al tratar el mundo de los sueños y el subconsciente bajo una perspectiva algo oscura pueda acercarse a él. Además de la dirección de arte me encargué de la iluminación y post-processing, que por supuesto estuvieron muy influenciadas por mis gustos fotográficos, utilizando colores, luces y sombras que pudiesen transmitir y ser parte de la historia.

En cuanto al terror en la fotografía, creo que es un tema muy interesante que ha sido poco explorado. No me refiero a mostrar situaciones de horror como puede ser la fotografía de guerra sino a intentar transmitir esa sensación, no tanto por lo que se muestra en la imagen sino más bien por el ambiente y sensación que el autor le otorgue. Personalmente no creo que ninguna de mis imágenes consiga mostrar esas sensaciones ya que básicamente no es algo que haya explorado o intentado, pero sí que hay fotógrafos cuya obra (o mi interpretación de ella) sí que ha conseguido transmitirme esas sensaciones, siendo quizá Antoine d’Agata o Helio León con su trabajo The Purple Room los mejores ejemplos.

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¿Algún proyecto actual o futuro?

J.F.: Siento que con el tiempo mi manera de acercarme a la fotografía ha ido cambiando. Sigo hablando sobre los mismos temas que siempre he tratado solo que ahora lo hago mostrando elementos distintos y a, mi parecer, con una técnica más sutil y depurada. Hace un año empecé a fotografiar sombras naturales proyectadas tanto sobre el entorno como sobre personas, intentando hablar a través de ellas sobre mi situación emocional en Japón y como afecta a mi vida sin dejar de lado todos los temas e inquietudes que he ido tratando a lo largo de la entrevista. Japón es un país con una luz solar maravillosa que hace que el entorno cobre una magia especial difícil de captar en otros lugares. Vivir aquí es un aprendizaje continuo que por su puesto me hace crecer como persona, lo que también afecta a mi obra.

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Entrevista realizada por Elena Manrique y José Fernández.

De cuando desciframos la escritura japonesa tomando café por Madrid

Una tarde madrileña de calor y cultura japonesa. Poco a poco los asistentes fueron tomando asiento dentro del café Livin’ Japan y fuera de él los rezagados apretaban el paso para llegar a tiempo. Al poco rato nos convertimos en compañeros de mesa y compartimos unas cuantas cervezas o cafés y comenzamos a hablar sobre el origen misterioso de la lengua japonesa y sobre las pocas pistas que el tiempo nos ha dejado como rastro.

Resulta que el japonés posee cierto parecido con lenguas muy distantes en el mapa y que  existe una conexión entre Asia occidental y el Extremo Oriente. Hablamos de la posibilidad de una remotísima invasión mongola en el 2500 a.n.e. También mencionamos a la reina chamán Himiko y como los chinos de Wei en el siglo III contactaron con los japoneses, registrándose así por primera vez la existencia de Yamatai-koku (Japón) y su lengua (el japonés o yamato-kotoba). Incluso se pasaron a saludarnos Kenzaburo Óe y Yasunari Kawabata, dos premios Nobel de literatura japoneses que resultan ser el mejor ejemplo de la relevancia y el reconocimiento mundial de la escritura en japonés.

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Escrituras femeninas y masculinas que se sumaron a letras que llegaron al archipiélago nipón desde el continente. Mujeres japonesas que desarrollaron una escritura para comunicarse secretamente entre ellas y echar por tierra arreglos matrimoniales. Monjes que se inventaron todavía otra escritura más para poder pillar apuntes en sus clases de chino en China. Una buena ración de anécdotas curiosas que nos permitieron conocer las distintas escrituras de las que se constituye el japonés. Con esta información tan útil y dos cafés culminamos la tarde ensuciándonos las manos de tinta y escribiendo un haiku de verano. Quizás más bien, de fin de verano.

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Todo río abajo / Sombras fluyen / ¿Y esas luciérnagas? (Chiyo)

¡Gracias por venir!

Micro-taller: Descifrando la escritura japonesa. 23 de Septiembre 2018

El domingo 23 de septiembre en la cafetería Livin’ Japan nos reuniremos para realizar un pequeño taller introductorio a la escritura japonesa. Queremos quitar un supuesto miedo a la caligrafía japonesa. Supuesto porque sabemos que sois valientes de sobra y que tenéis habilidades innatas ocultas.  Hablaremos un poco del origen misterioso de este idioma y luego nos ensuciaremos las manos un poco. Nosotros ponemos papel y tinta.

Una forma distinta de romper el hielo con un idioma lejano pero interesante, mientras tomas un café, una cerveza o un té matcha. Distendidamente y al ritmo de enka.

DESCIFRANDO MICROTALLER.jpg¿Dónde? Cafetería Livin’ Japan. C/ Torrecilla del Leal, 20. Madrid. Metro Antón Martín.

¿Cuándo? Domingo 23 de septiembre a las 18:00.