Azul casi transparente: unos gramos de generación beat en Japón

por Elena Carmona
Fotografías de la serie Blue Period de Nobuyoshi Araki

Ah, la generación beat, esos escritores de los cincuenta, libertarios estadounidenses y sus novelas caleidoscopio; reflejos iridiscentes, sabores raros y texturas rugosas. Algunas palabras parecen estar escritas en polvo, y otras se mueven como si fueran líquidas —¿estas novelas se leen, se pinchan, se esnifan?— En la generación beat habita William Burroughs y su prolapso de carne, que supura por las páginas del Almuerzo desnudo, descendiendo a los infiernos de orgías sardónicas y denuncia social, de locas, masoquistas, dentistas, profetas, yonquis y burócratas. Las pocas personas que han conseguido leerse una novela de la generación beat entera son los mismos edgys que dicen que su película favorita es Pink Flamingos de John Waters.   

La literatura japonesa, sin embargo, tan suya y tan austera, al igual que un jardín seco; las palabras puestas como piedras en los lugares adecuados del paisaje, sobre prosa bella y arenosa, de sombras suaves y narradores nostálgicos que vienen chapoteando como la rana de Bashō desde la clásica era Heian hasta nuestros días. Entre las páginas de papel de arroz de la literatura japonesa no hay sitio para lo beat

…o quizá sí.

“Mientras comíamos la fruta apilada en fuentes y bebíamos vino, la habitación entera sucumbía violada por el calor. Tenía ganas de que me despojaran de mi piel, como una fruta. Quería empaparme de la carne aceitosa y brillante de los negros y clavarlos dentro de mí”.

Así escribía el joven Ryū Murakami (no, no es el Murakami hegemónico) de 24 años en su primera novela Azul casi transparente de 1976. Influenciado por los soldados americanos y las bases militares estadounidenses de su Sasebo natal en Nagasaki, Murakami constituyó una ruptura crucial en la literatura japonesa de la década de los 70. No me malinterpretéis, ya hubo otros que hablaron sobre sexo y drogas en la tradición literaria japonesa, pero es Murakami el único autor al que se le podría considerar beatnik, y sus novelas, comparables a las de los yanquis, escritas por una mano de impulso lujurioso, casi animal, que consiguen dejar las costuras humanas al descubierto.

Primera portada de la editorial Anagrama para Azul casi transparente (2006)

Junichirō Tanizaki habla en su breve ensayo El Elogio de la sombra (1933) sobre la estética japonesa; una estética de contrastes, de oscuridades intencionadas y de sensualidad descubierta, al contrario que la occidental, pulida, brillante y definida. Si la estética literaria se pudiera comparar con cómo la luz se posa sobre un cuerpo, la japonesa se asemejaría a la luz de las velas, inestables sobre la piel, dejando escondidos algunos recovecos y realzando otros terrenos a la vez. La occidental sería una luz de interrogatorio, blanca y potente que deja al descubierto todos y cada uno de los poros de la piel, una luz pornográfica, en la que no tiene cabida la imaginación. Fue Ryū Murakami (de nuevo, no el Murakami hegemónico) quien rompió con este canon. Al igual que las novelas de la generación beat, la obra de Murakami no esconde nada, ni teme mostrar los fetiches, los miedos, las pasiones y los secretos más íntimos de sus personajes, por muy depravados y violentos que estos sean. La luz azul de Murakami lo aplana todo, igualando los placeres del sexo, la droga, la comida y la música.  

“Pastel de queso con frambuesa, racimos de uvas sobre el fondo rosado de las negras manos. Patas cocidas de cangrejo aún humeantes rompiéndose con pinzas, vino dulce rosado americano, dátiles como dedos llenos de verrugas cortados de cadáveres, sándwiches de bacon como labios en torno a mi lengua de mujer, ensalada rezumante de mayonesa rosa.”

Comparando Azul casi transparente con la que sería, quizás, una de las obras más representativas de la generación beat como es el Almuerzo desnudo (1959) de William Burroughs, podemos afirmar que ambas novelas tienen en común su característico flujo sinestésico que nos aturde los sentidos, dejándonos sin saber muy bien qué acabamos de leer. Pero si al abrir el libro de Burroughs, las palabras nos salpican, nos llegan olores sospechosos y los colores salen hacia fuera al encuentro de los ojos del lector, en Azul es todo lo contrario. Leer a Ryū Murakami es como mirar con lupa un suelo muy sucio. Un suelo pegajoso, donde se ha derramado jugo de piña, donde también hay pelos rubios, uñas cortadas, kleenex con sangre, colillas, pétalos de rosa, migas de pan y trozos de cristales rotos. Murakami ilumina esa maraña de objetos y fluidos con un tono azulado (en el título original, ブルー) que transmite una profunda nostalgia, y que, para qué mentirnos, nos encanta. 

Ryū Murakami

“Por un instante, a la luz azul pálido del relámpago todo se hizo transparente. El cuerpo de Lilly y mis brazos y la base y las montañas y el cielo nublado, todo transparente. Y entonces descubrí una línea curva atravesando la transparencia. Tenía una forma que nunca antes había visto, una blancura que se curva trazando arcos espléndidos.”

Así que ya sabéis, si en vuestra librería de confianza, en la estantería de “literatura oriental” encontráis sepultada bajo la pila de libros de, lo voy a volver a decir, el Murakami hegemónico, una novela rezagada de Ryū, id a por ella, sostenedla fuerte y no la dejéis ir. A pesar de ser un escritor tan importante, su obra se está viendo descatalogada del panorama editorial español (I don’t feel so good Mr. Murakami…), porque sus pocas novelas traducidas no están siendo reeditadas. Así que desde aquí hago un llamamiento, ¡arrojemos luz (azul, claro) sobre el trabajo de Ryū Murakami, no dejemos que caiga en la damnatio memoriae!; ¡que este sea el primer paso para cambiarlo!          

Conceden a Daidō Moriyama el premio de fotografía más importante en el mundo

Daidō Moriyama, fotógrafo expuesto en el centro de arte valenciano Bombas Gens, dentro de la exhibición La mirada de las cosas. Fotografía en torno a Provoke gana el premio Hasselblad 2019.

La Fundación Hasselblad otorga este premio que, homónimo, es considerado como el Nobel de la fotografía japonesa.

moriyama_cover.png
El fotógrafo japonés Daidō Moriyama (Nacido en 1938 en Ikeda, Osaka)

Si pensamos en fotografía japonesa nos vienen rápidamente a la mente dos nombres: Nobuyoshi Araki, Eikoh Hosoe o Daido Moriyama. Ambos considerados como verdaderas leyendas pero, en este caso, hablamos de este último. Moriyama ha sido proclamado recientemente ganador de uno del más prestigioso galardón que se otorga en el mundo de la fotografía, el premio Hasselblad. La Fundación Hasselblad, nombrada así en honor al inventor de la cámara reflex que la NASA empleó en primer viaje a la luna, ha querido reconocer su gran trayectoria y aporte a la fotografía japonesa y universal. Deshaciéndose en elogios han querido mencionar el gran instinto del fotógrafo japonés y su capacidad para detectar y capturar momentos a menudo radicales, a menudo incómodos, sexuales, sucios o intransigentes, pero siempre irrepetibles.

12_daido_hysteric6_1994.jpg

2018_NYR_16736_0029_000(daido_moriyama_the_three_views_of_japan_no_3_-_mutsu_matsushima_1974).jpg

«Influenciado por el fotógrafo William Klein, los escritos de Jack Kerouac, James Baldwin y el teatro experimental de Shūji Terayama, Moriyama a su vez ha inspirado a las siguientes generaciones de fotógrafos, no solo en Japón, sino también en todo el mundo Moriyama contribuyó a la renovación fotográfica que se produjo en Japón tras la Segunda Guerra Mundial, en paralelo a los grandes cambios económicos y culturales de esta época, marcada por enfrentamientos sociales, principalmente contra la herencia americana de la ocupación. Una ruptura propiciada por la revista Provoke (1968-1970), de la que fue integrante, y que entendía la fotografía como un lenguaje alternativo. La Fundació Per Amor a l’Art exhibe actualmente en Bombas Gens Centre d’Art algunas de sus obras realizadas durante este periodo; una treintena de piezas pertenecientes a la Colección Per Amor a l’Art que forman parte de la exposición La mirada de las cosas. Fotografía japonesa en torno a Provoke. La muestra se puede visitar de manera gratuita hasta febrero de 2020«. Nos cuentan desde el departamento de comunicación de Bombas Gens, a los que agradecemos la amabilidad de la información.

Más información, fechas y horarios de la La mirada de las cosas. Fotografía japonesa en torno a Provoke aquí.

112085_5

04_shonan_1967

07_shinjuku_2002_2

‘La mirada de las cosas’ exposición de obras japonesas que transformaron radicalmente el lenguaje fotográfico.

La mirada de las cosas. Fotografía japonesa en torno a Provoke podrá visitarse del 22 de febrero de 2019 al 2 de febrero de 2020.

La selección de piezas de la Colección Per Amor a l’Art que se exhibe constituye la colección más importante de fotografía japonesa del periodo 1957-1972, en manos privadas, fuera de Japón.

Bombas Gens Centre d’Art presenta La mirada de las cosas. Fotografía japonesa en torno a Provoke. Se trata de una selección de piezas de la Colección Per Amor a l’Art de los integrantes de la agencia VIVO -Ikkō Narahara, Shōmei Tōmatsu, Eikoh Hosoe, Akira Satō y Kikuji Kawada-, activa entre 1959 y 1961, así como del colectivo Provoke (1968-1970): Yutaka Takanashi, Takuma Nakahira y Daidō Moriyama. También se muestra el trabajo de Hiroshi Hamaya, Takashi Hamaguchi, Toyoko Tokiwa, Nobuyoshi Araki, Tamiko Nishimura, Ishiuchi Miyako, Kōji Enokura y Michio Harada. Todos ellos, fotógrafos y fotógrafas japoneses que entre 1957 y 1972 fueron artífices de una transformación radical en el lenguaje fotográfico.

_MG_8200.jpg
“Para nosotros esta exposición es muy especial porque en ella se muestra uno de los núcleos más potentes de la Colección Per Amor a l’Art. De hecho, podría afirmarse que la selección que se exhibe constituye la colección más importante de fotografía japonesa de esta época, en manos privadas, fuera de Japón.
Estábamos deseando poder compartirla con el gran público desde hace mucho tiempo y por fin ha llegado el día”

Así lo ha manifestado Susana Lloret, vicepresidenta de la Fundació Per Amor a l’Art. La propuesta de Bombas Gens pone el foco en la renovación fotográfica que se produjo en el país nipón durante la posguerra, en paralelo a los grandes cambios económicos y culturales de este período, marcado por enfrentamientos sociales, principalmente contra la herencia americana de la ocupación. Una ruptura propiciada por la revista Provoke, de la que tan sólo se publicaron tres números (entre 1968 y 1970), y que entendía la fotografía como un lenguaje alternativo. El grupo de fotógrafos que la fundaron, a su vez, bebía de la influencia de otra formación: VIVO. Una agencia inspirada en la americana Magnum Photos con el objetivo común de forjar una fotografía crítica y subjetiva, en oposición a las convenciones establecidas.

BG_110.jpg

04.jpg
“Al principio teníamos piezas de sólo dos fotógrafos, Tōmatsu y Moriyama, y a partir de ellos empezamos a tirar del hilo y a completar el conjunto al que hemos llegado. Contrariamente a lo que pueda parecer en un primer momento, el vínculo de los fotógrafos que exponemos no es nacional, sino personal. Todos ellos tenían una relación en vida, no nos hemos inventado ningún nexo de unión porque ya existía. Tan sólo hemos recopilado sus obras”, ha afirmado Vicent Todolí, director del Área de Arte de la Fundació Per Amor a l’Art y co-comisario. A su vez, la co-comisaria y directora de Bombas Gens Centre d’Art, Nuria Enguita, ha explicado que “se ha hecho un trabajo de recopilación al que también se ha sumado una labor investigadora, fruto de la cual presentamos hoy las obras de cuatro generaciones de fotógrafos. A través de ellas, se puede observar perfectamente una evolución, y las influencias que supusieron los unos para los otros. Además, sacamos a la luz tres nombres femeninos: Toyoko Tokiwa – dedicada sobre todo al retrato de las mujeres trabajadoras-, Tamiko Nishimura – que comenzó como ayudante de Moriyama- o Ishiuchi Miyako, que comienza su trabajo en 1975 en la estela de Provoke.”

También se presenta la obra de Michio Harada, un profesor de química y fotógrafo amateur coetáneo al resto de autores de la muestra y descubierto por el artista João Penalva.

_MG_8088.jpg

Fechas y horarios

BombasGens Centre d’ Art – Av. de Burjassot 54-56, 46009 Valencia, España

Del 22 de febrero de 2019 al 2 de febrero de 2020

De miércoles a domingo de 11:00 a 14:00 y de 16:99 a 20:00

Entrada gratuita


 

Más información en la web de BombasGens.

Información cedida por BombasGens.