Makoto Aida, nacido en Niigata en 1954 y ganador del galardón de Maestro de la Universidad de Bellas Artes de Tokyo, es bien conocido en Japón por sus pinturas y grandes murales, que manifiestan tabús y problemas patentes en la sociedad japonesa tanto rural como urbana. La temática que abarca Aida es amplia y va desde el ero guro hasta el tratamiento de los sucesos acontecidos en la Segunda Guerra Mundial. Ha conseguido también gran popularidad gracias a sus videos, fotografías y performances en las que con gran polémica encarna a personajes reales, como pueden ser Shinzo Abe u Osama bin Laden. Este artista multidisciplinar es reconocido como uno de los más importantes en la historia de Japón y es padre de una generación de artistas que le han seguido sin dudar por considerar que, más allá de su gran técnica, Makoto Aida es el artista que mejor representa la idiosincrasia del mundo actual, y que además es el más divertido y excéntrico del panorama japonés.
Es considerado un artista radical e incluso se han realizado peticiones para que no se exhiban algunos de sus trabajos. Este es el caso de Inu Ningen 《犬人間》 (Perros Humanos), un buen ejemplo de ero guro, es decir, una representación de complejos y deseos que, por lo general, separamos de lo “humano” y que no suelen manifestarse abiertamente y menos ser representados. En estas series de pinturas podemos encontrar cierta parodia en el uso de características propiamente japonesas, como la importancia de las distintas estaciones. Así combina un estilo macabro con elementos tradicionales de la representación simbólica japonesa, como podría ser la caída de los pétalos de sakura, lo cual nos situaría en primavera.

Entre otras polémicas en las que se ha visto envuelto Aida, él mismo destaca la crítica de los grupos feministas, quienes critican el hecho de que el autor tan solo retrata a mujeres adolescentes. En su obra de 2001 Jûsaa Mikisaa《ジューサーミキサー》 (Licuadora) retrató a mujeres jóvenes siendo trituradas en una licuadora.



En relación a esta crítica por su supuesta fijación con las chicas adolescentes, asegura que además de por su simplicidad a la hora de dibujarlas, es una simple cuestión de gusto y preferencia. Sin embargo también se trata de una manifestación de la condición general en la que se encuentra la sociedad japonesa actual. El artista relaciona los conceptos de masculinidad y feminidad con el Japón imperialista y militarista por un lado, y el Japón durante la ocupación americana (1945-52) respectivamente. Es muy interesante el símil que realiza entre la mujer y el Japón de la ocupación: las adolescentes en sus pinturas son violadas y mutiladas, algunas muestran intenciones suicidas y otras tan solo aparecen como perversión para con la figura del hombre. Se trata por tanto de un tratamiento personal del trauma de la guerra, de las consecuencias de las vejaciones sexuales y del lamentable constructo sexual que recae sobre la identidad femenina y que el Japón contemporáneo ha heredado de aquel tiempo.

También fue criticado el sexismo reflejado en Haiiro no Yama《灰色の山》 (Montañas de color ceniza, 2009-2011), donde tan solo aparecen hombres asalariados en traje y ninguna mujer, dando lugar a malinterpretaciones o ideas arcaicas como la de que las mujeres no tienen este tipo capacidad de trabajo fuera de la casa. si bien podríamos interpretarlo como que nos está mostrando la realidad: aún no existe igualdad de género en lo referido mundo laboral. Aun así, según el artista declara él no pinta “realidades para determinar lo correcto del mundo” y en cualquier caso también está buscando expresar la incomprensión que siente por la sociedad y modos de vida actuales. Aida ha mencionado en más de una ocasión que es incapaz de imaginarse a sí mismo convertido en un oficinista o saraariman サラリーマン.


A pesar de la controversia que levantan sus pinturas, en Japón existe una gran producción de material de temática similar, tanto en manga y anime, como en circuitos artísticos más prestigiosos, que sería el caso de Aida. Makoto Aida considera que lo importante a la hora de elaborar sus pinturas es crear lo oportuno, lo que la sociedad requiere en un momento determinado, como declara en la conferencia TED de Tokio. En dicha conferencia se muestra explica su visión artística propia resaltando en un cartel la palabra tekitô 適当, expresión japonesa que usualmente se emplea para expresar «lo apropiado» o «lo adecuado», pero que posee otros significados ambiguos y contrapuestos como aleatorio, irregular o «lo natural».
Muchas de sus obras muestran una clara influencia del manga y el anime, de acuerdo con su aspiración cuando era un niño de convertirse en mangaka. No es raro encontrar gran cantidad de representaciones eróticas, de muy distintos gustos, en estos géneros. Sin duda este rasgo de la subcultura otaku hace que las obras de Aida tengan cabida aquí y disfruten de gran aceptación y popularidad en estos círculos.

Un ejemplo de esta influencia lo vemos en su único manga publicado, Mutant Hanako (1998). Aida lo pensó como un simple panfleto para repartir en una de sus exposiciones, lo cual puede inferirse observando el estilo de su dibujo, sin embargo ha acabado convirtiéndose en un manga de culto y en 2005 se lanzó una versión más larga y a color. Se trata de un manga ambientado en la Segunda Guerra Mundial, que funciona como una alegoría distópica sobre la globalización, la explotación, la energía nuclear y la locura humana.
Más allá de las polémicas, su figura como artista es importante e imprescindible como “padre” de parte de las nuevas generaciones de artistas japoneses. Ejemplo de esto es su periodo como maestro (2001-2004) al cargo de la Escuela de Arte en Jinbôchô, la cual tiene sus orígenes en las vanguardias de los años 60 del siglo XX. Algunos de los artistas que participaron de esta época fueron radicales tanto en la concepción y forma de entender el arte, como en las consecuencias y mensajes de sus obras. Ejemplo de ello encontramos a artistas como Akasegawa Gempei o Natsuyuki Nakanishi, quienes fundaron en 1969 la academia de arte Bigakko 美学校 como alternativa a Tōkyō Geijutsu Daigaku 東京藝術大学 (Universidad de Arte de Tokio) estableciendo desde ese momento dos líneas de estudios y práctica del arte en Tokio: por un lado Tokyo Geidai, elitista y privilegiada; y por otro la Bigakko, alternativa y experimental, que contaba con artistas voluntarios como profesores. Makoto Aida es considerado también el maestro y mentor del cada vez más reconocido colectivo artivista Chim↑Pom, del cual ya os hemos hablado alguna vez en acchiKei.
Actualmente está trabajando en un nuevo proyecto: a partir del 17 de marzo de 2019 se llevará a cabo una exhibición titulada “Heroes and People in Japanese Contemporary Art” en el Museo Prefectural de Arte de Hyogo en Kobe. Uno de los pilares fundamentales de la exhibición es la reflexión sobre el concepto de héroe. La exhibición busca cuestionar esta figura que priori disfruta de gran aceptación y que se encuentra inserta en la psique de una sociedad que no reflexiona sobre la misma.
Makoto Aida presenta aquí uno de los platos fuertes de la exhibición con una escultura de siete metros de altura que representa a un esquelético y fantasmagórico soldado japonés que flota por la habitación del museo señalando con su huesuda mano el edificio de la Dieta Nacional de Japón. Esta pieza constituye la quinta entrega de su polémica serie de obras conocida como Monument for Nothing y supone la crítica personal de Aida al lamentable estado físico y mental de los supuestos héroes que lucharon por el país durante la Segunda Guerra Mundial.