Napoyan es una ilustradora y diseñadora gráfica japonesa con gusto por lo cantoso. Cree en el poder de los colores intensos e incluso se excita cuando ve colores potentes. Sus trabajos consisten en introducir colores primarios y combinarlos hasta el infinito. Con su ordenador siluetea fotografías para crear manchas de color uniforme y así crear retratos originales dignos de una noche de tabaco, alcohol y marihuana sintética en Harajuku. Sus expresivos amigos son sus inspiración y siempre busca capturar sus expresiones, revelar sus personalidades y plasmarlos en diseños poperos y psicodélicos.
Recoge y retrata la amistad de los jóvenes de Tokyo y los combina con imaginario budista, actrices porno o skaters para crear una mezcla joven, explosiva y como diría Yasunari Kawabata, muy nansensu. Siente amor por el diseño gráfico y siempre está investigando sobre artistas nuevos. Últimamente se divierte creando extrañas esculturas con temática sexual, que en sus palabras le ayudan a reflexionar sobre su propia sexualidad y la concepción actual de género en Japón. Uno de sus mayores placeres es arrojarse a las calles de Tokyo para buscar pegatinas con buenos diseños y fotografiarlas. “Las calles de las ciudades grandes en Japón son un verdadero museo donde buscar inspiración» nos dice Napoyan.
Nuestra artista está muy influida por el mundo de la moda joven de Japón y por todo este ambiente alternativo tan único de barrios como Amemura en Osaka o Harajuku en Tokyo. En la búsqueda de espacios alternativos, últimamente ha realizado una exhibición de su arte en el centro de estética ASAGAYA 3349, cuyo Instagram es un verdadero manual de esta estética y tendencias de los jóvenes japoneses.
¡Gracias a napoyan por enseñarnos su arte! Os dejamos una pequeña muestra de sus geniales diseños:
Este ansia por utilizar la calle como si de una galería se tratara, indudablemente nació en mí tras intercambiar unas palabras con cierto artista. Un día, antes del comienzo de una presentación pública de una exhibición de Takashi Murakami, esta persona me dijo cosas como: “¡Tus creaciones son puro hip-hop! ¡Son muy de la calle! Tienes que llevar tu arte a los espacios públicos para mostrar abiertamente y de forma explícita estos tabúes sociales. El que sean pegatinas lo hace mucho más callejero. ¡Me encanta!”
Sus comentarios me pillaron por sorpresa. Luego en casa busqué quién era esta persona y cuando descubrí que era un fotógrafo super conocido y yo había estado hablando con él como si fuese un don nadie, hasta me entraron sudores fríos [risas].
El encuentro que tuve con este fotógrafo definitivamente marcó mi camino dentro del arte. Por aquel entonces yo no conocía a Banksy o a Jean René (JR), ni mucho sobre otros grandes artistas callejeros.
¿Sexualizar nombres de marcas es un un simple juego de palabras o una crítica punk y anticapitalista a la dictadura marketiniana de las grandes corporaciones?
Aunque, excepcionalmente, sí que fue un poco intención de insultar cuando modifiqué el famoso I’m lovin’ it de McDonalds por I’m lovin’ shit. Es algo personal, no es que no me guste McDonalds, es que siempre que voy me quedo con hambre.
En definitiva, podría decirse que, por lo general, no pienso mis diseños con la única intención de expresar mi propia opinión.
Mi actividad no se basa en una actitud contraria respecto al capitalismo. Mientras no se detenga el constante nacimiento de nuevos objetos de inversión, este es un sistema que no puede evitarse. Sin embargo, el arte participando de esto como otro objeto más, ¿acaso no puede aprovecharse, chupar del bote y así conseguir financiación y desarrollarse? Intento que toda esta mecánica capitalista sea compatible con mi necesidad de expresar la rabia y el odio que llevo dentro, que no tiene límites, como tampoco los tiene el capitalismo. En definitiva es un punto en común entre las dos cosas… Últimamente le he estado dando muchas vueltas a esto.
El punk es otro de mis recursos favoritos. No tanto para destruir el sistema y derrocar a las grandes corporaciones, si no porque me permite crear cierto impacto en el espectador, poner el mundo patas arribas y arrasar con todo. Además, me encanta el indie punk y la energía que transmite… ¡El pueblo tiene el poder!
La censura es un tema muy recurrente en tus diseños. La pornografía japonesa censura los genitales, las policía cubre con un paño las esposas de los criminales, y temas como la orientación sexual es un tabú todavía común.
Todo el mundo conoce el tema de la censura de los genitales en Japón, ¿verdad?
Es curioso que hoy en día la situación llega al punto de que en la televisión japonesa escuchamos constantemente la palabra “polla” sin ningún problema, pero en el momento en el que alguien dice “coño” esa persona queda para siempre marcada como grosera y vulgar.
¿De dónde viene este puto sexismo? Dilemas así me llevan a crear obras que respondan a este panorama sin sentido.
Soy una persona que odia los chistes sexuales fáciles, sin gracia ni fundamento. Cuando alguien, por ejemplo, pronuncia en voz alto el nombre de mi obra Bikkurimanko, disfruto pensando en cómo, de repente, ya nunca más podrá pensar en Bikkuriman de la misma forma. (Bikkuriman «Amazing Man», al convertirse en Bikkurimanko pasa a significar «Amazing Pussy»).
¿Es realmente el pueblo japonés tan sensible como creemos? ¿Solo nos queda la escena underground? ¿Serán los ciudadanos de Neo Tokyo más libres de expresar sus opiniones algún día?
Esto es un poco extraño… pues todos somos personas y estamos hechos de la misma materia, ¿no?
El color de piel, las aspiraciones personales, las tendencias sexuales, el salario, cualquier aspecto que nos distinga nos convierte en objeto de discriminación o crítica. Basta echarle un vistazo a los comentarios destructivos en las redes para darse cuenta de que los japoneses disfrutan con el sufrimiento ajeno. También se dan casos en los que se persigue a las personas por simplemente decir lo que de verdad piensan. Los acosadores deben tener una vida realmente aburrida.
Me pregunto si en otros países ocurre lo mismo. Las personas que critican tanto deberían empezar por sí mismas. De todas formas, quiero creer en un futuro donde cada uno pueda expresar libremente sus opiniones y pensar que este tipo de sociedad destructiva del internet es simplemente un ligero zumbido procedente de una tormenta lejana.
Kurutte ii tomo! 狂っていいとも! (¡No hay nada de malo en volverse loco!) es tu lema más recurrente ¿Qué es lo mejor de volverse completamente loco?
Creo que todo ese estrés psicológico era la razón principal por la que me encontraba tan anímicamente destrozada.
Aparte del coñazo que acabo de soltar, también comencé a beber alcohol y fumar yerba en clubs y así, colocándome y volviéndome loca echaba fuera toda las mierdas que tenía en la cabeza. A veces pienso que tendría menos preocupaciones y viviría más tranquila en el espacio exterior [risas].
El tema de la yerba… es ilegal en Japón, aquí eso no podría contarlo… [risas].
El celebérrimo Akira de Katsuhiro Otomo nos mostró un posible escenario que a todos nos hizo reflexionar y que cambió nuestra percepción del futuro ¿Cómo te transformó a ti?
No sé si ha cambiado o no la forma de pensar sobre el futuro pero, suponiendo que este manga tiene algún tipo de fuerza o poder, aprendí que su principal potencial era el del impacto de su enorme fuerza psicológica y emocional. Esta idea del apocalipsis y el final del mundo que parece inevitablemente conectada con la percepción del futuro, en Akira es, paradójicamente, super emocionante. ¿Qué será lo próximo? ¿Hacia dónde nos conducirá esto?
La energía nuclear a día de hoy es un territorio que todavía sobrepasa el entendimiento humano. Por ejemplo, en el futuro que propone el anime Ghost in the Shell: Stand Alone Complex la humanidad ya posee la tecnología capaz de extraer la contaminación radiactiva, pero no en nuestra realidad actual. Algún día me gustaría trabajar con esa idea como concepto. (Bueno, me estoy yendo un poco del tema).
En cuanto a la política, no se trata solo del primer ministro Abe, si no de todos aquellos partidarios de políticas estúpidas del tipo: “¡Vamos a construir centrales cerca del mar! Puede salpicar un poquito de radiación pero, total… ¡Si la vertemos al agua nadie se dará cuenta!”. Todo esto se hace siempre a espaldas del ciudadano, al que se le ocultan todos los detalles y consecuencias.
Mi obra APE que toma la imagen de Shinzo Abe tampoco conlleva mi oposición hacia su gobierno, sino poner sobre la mesa el encubrimiento de sus intentos por recuperar el poder militar de Japón. (En 2014 se aprobó la revisión de la ley del Tratado de Seguridad entre Japón y EEUU para que las Fuerzas de Autodefensa de Japón pudieran volver a tener capacidad de ataque, la cual perdieron tras la Segunda Guerra Mundial con una constitución redactada por las Fuerzas de Ocupación americanas.
Este es un hecho histórico.
Hay más gente que hace el mismo juego de palabras y se refiere a Abe como “mono” APE y por eso lo utilicé para esta obra. No se trata de una serie anti Abe por mi parte. Aunque quién sabe, todo depende de si me gustan o no las políticas que vayan haciendo.
La censura es algo que siempre tengo que tener en cuenta a la hora de elegir el contenido y la forma de mis obras. En un futuro quiero crear algo que sea capaz de abrir la mente de las personas sin antes tener que pensar o preocuparme por los límites entre derechos de autor y copyright. Mientras más opresión y limitaciones se impongan, mayor tiene que ser la dureza y respuesta del mensaje en las obras. Creo que nunca voy a querer cambiar el hecho de que mis diseños siempre cuestionen los estándares de la censura.
Aunque si llego al punto de que me quieran meter en la cárcel lo mismo me lo pienso y pido perdón.
Hemos visto que te gusta Joan Cornella. ¿Algún otro artista español que te guste? No importa si está vivo o muerto.
En 2019 alcanzaremos el año en el que transcurre la historia de Akira en Neo-Tokyo. Me gustaría volcarme con esta temática y colaborar con Katsuhiro Otomo, sacando una línea de condones bajo el lema ¡¡¡Hijo de puta, tienes el pene infectado, ponte un puto condón!!! (ゴムをつけろよチンカス野郎!!!) [risas].
Ya puedo sentir el éxito [risas].
Puedo imaginar también un gigantesco pene erecto surgiendo de la explosión que destruirá Neo-Tokyo… ¡Ah! y también quiero construir en Osaka, en frente de la Torre del Sol de Okamoto Tarō, mi obra Pene por la Humanidad y Armonía… ¡Un pedazo de miembro de 70 metros de alto! [risas].