El rapero Moment Joon: historia de un pasaporte a Japón, un niño y una entrevista

por Pablo R

© Moment Joon / GQ JAPAN

Es un día gris y anodino de principios de año. En la calle hace frío y acabo de volver a casa con los ánimos por los suelos a mi vuelta al trabajo tras casi dos semanas sin poder hacerlo a pesar de estar sano y en condiciones de ello por un asunto relacionado con la enfermedad de nuestros días: COVID-19. Un asunto en el que, como casi cualquier desgracia que ocurre en Japón, la responsabilidad pasa a ser exclusivamente individual. Las medidas a tomar, más que preventivas, son punitivas. Y eso sin contagio de la enfermedad. Prefiero no pensar lo que sería con un positivo…

Al llegar a casa y saludar a mi esposa y a los niños me siento mejor. Voy a entrevistar a Kim Beom Joon, también conocido como Moment Joon, rapero coreano natural de Seúl y estudiante de la Universidad de Osaka que vive en Iguchidou, barrio de la ciudad de Ikeda, en la prefectura de Osaka.

Descubrí a Moment Joon gracias a una entrevista de Japan Times en 2020, al inicio de la pandemia de COVID-19. Joon vivió durante un tiempo en Estados Unidos antes de volver a Corea del Sur y comenta en una entrevista a block.fm que empezó a escuchar música hip hop allá por el 2003 y que su primer referente del hip hop japonés fue Zeebra, integrante del mítico grupo King Giddra (ahora KGDR), al escuchar su cuarto álbum, The New Beginning.
Otro de sus referentes es el difunto ECD, uno de los pioneros del hip hop japonés y de los primeros que habló abiertamente de política y discriminación en sus canciones y ensayos. Figuras influyentes del hip hop en Japón como K-Dub Shine, también integrante de King Giddra, lo han considerado como una gran influencia.
Antes de su primer disco, MOMENTS (2015), ya había publicado una ingente cantidad de maquetas y mixtapes, antes y después de hacer el servicio militar durante casi 2 años en Corea del Sur. Hasta la fecha, además de sus dos álbumes y el EP Immigration, ha colaborado con artistas como SKI-HI, Jinmenusagi, KEN THE 390 o Ace Cool, además de hacer incluso una sesión en Red Bull Studios en Tokio.

Para mí fue especialmente llamativo que un chaval coreano rapeara sobre su vida, sin la ostentación de lujos y excesos que viene a la mente nada más pensar en el hip hop y el rap, que denunciara aspectos en la sociedad japonesa como la discriminación en los que mucha gente no se para a pensar… y el hecho de que somos casi de la misma edad (tiene 29 años) y de que rapea en japonés. Me sentí muy identificado con él y lo primero que hice fue escuchar su álbum, Passport & Garçon.

Me impactaron muchísimo temas como IGUCHIDOU, KIMUCHI DE BINTA o Hunting Season, temas en los que, aparte de hablar sobre su vida como extranjero, critica los estereotipos japoneses con respecto a los extranjeros. Pensé que no era el típico álbum de egotrip y de vídeos con coches caros y bling bling, sino más bien cercano a grupos de rap americano de los 80 y 90 con más mensaje y denuncia social que pose.
Seguí a Joon en redes sociales. Hubo un momento en el que incluso hablamos en privado pero en esta ocasión le pedí hacer una entrevista con él para hablar sobre la edición DX de Passport & Garçon (que al cierre de su campaña de crowdfunding ha recaudado la nada despreciable cifra de 3,350,302 yenes para la edición en formato físico) y para dar a conocer a la comunidad en Japón y al mundo hispanohablante en general un mensaje más que interesante.

Al hacer la entrevista por Zoom la conexión se nos cae varias veces al hacer pruebas y tiramos de otros métodos más caseros. Mi hijo pequeño incluso se mete en medio y se me sienta en las piernas. Joon tiene una paciencia infinita. Le gustan los niños y no se molesta para nada aunque haya interrupciones. Habla de forma pausada, clara y muy tranquilo. Optamos por hablar en inglés matizando algunos puntos en japonés, en vista de las dificultades técnicas.

Empezamos…

Para empezar, me gustaría felicitarte por el éxito que ha supuesto la campaña para editar Passport & Garçon DX en formato físico. De igual forma me gustaría darte la enhorabuena también por la presentación de tu tesis.

¡Muchas gracias, de verdad!

Conseguiste alcanzar el objetivo de los 2 millones de yenes en tan solo 9 días. ¿Esperabas alcanzar la meta tan rápido? ¿Cómo te has sentido con la respuesta de la gente?

La verdad es que esperaba una buena respuesta cuando lanzamos la campaña en Campfire porque entre mayo y junio del año pasado publiqué en redes que quien quisiera Passport & Garçon de forma gratuita sólo tenía que escribirme por correo. Hubo 1200 solicitudes y muchos correos de seguidores, algunos de ellos muy largos y profundos. En su momento me llegó al corazón y en esta ocasión no ha sido menos. Le dimos bastante promoción al álbum.

Además también lo regalaste con el número de la revista japonesa HARDEST en su número de septiembre. De hecho la tengo en casa y esta vez he querido contribuir porque me salió casi gratis y me parecía justo aportar algo.

Claro, también. Pues muchísimas gracias.

Passport & Garçon es el último álbum de Moment Joon junto con la edición DX. Previo a su lanzamiento, también publicó el EP Immigration en 2019, MOMENTS en 2015 y en su perfil de SoundCloud se pueden escuchar multitud de singles, colaboraciones con otros artistas y temas anteriores.
En el caso de Passport & Garçon la producción ha corrido de forma íntegra a cargo del productor NOAH y Yu Asashiba (aka Shiba-san, responsable de Grow Up Underground Records, el sello de Moment Joon) es el productor ejecutivo. La portada es obra de Tadaomi Shibuya.

Tienes una buena lista de colaboraciones para este álbum. Young Coco, Gotch de ASIAN KUNG-FU GENERATION, Sai-Chung Ho de bonobos, Kiano Jones, Hunger de GAGLE, AKKO GORILLA, Chinza Dopeness…¿Cómo ha sido trabajar con esta gente?

También recuerdo que en HARDEST hablabas de la poesía del poeta zainichi Kim Si Jong, ya que encontraste en la biblioteca uno de sus libros e incluso fuiste a verlo. En TENO HIRA with Japan has introducido versos de Yume mitai na koto, uno de sus poemas. ¿Cómo ha sido para ti colaborar con él?

Todas las colaboraciones han sido especiales pero digamos que la más especial de todas fue la de Kim Si Jong porque fui personalmente a su casa en Ikoma a visitarlo. Este señor tiene un estado de salud delicado y 94 años, y aun así me atendió y quiso colaborar en el álbum. Lo que más hondo me ha llegado es que no es una colaboración del mundo de la música, sino que es otro tipo de arte. El hecho de que mi música consiga llegar a gente fuera de este arte ya es especial en sí. Además, su poesía me inspiró para escribir TENO HIRA.

Moment Joon junto al rapero japonés Chinza Dopeness

Para el álbum has incluido dos temas extra: Apocalypse y el remix de BAKA, un single que publicaste el año pasado. Mientras que en BAKA hablas más de ser “un tonto” por no hacer lo que la gente espera de uno o lo que se debería hacer, Apocalypse tiene una atmósfera bastante agresiva y no precisamente optimista respecto al futuro de Japón dada la situación actual. Los bajos niveles de contagio en el país han sido objeto de alabanza al gobierno y también de crítica por algunas medidas polémicas como el GoTo Travel. El gobierno también se ha visto en un escándalo mayúsculo con el Sakura no Kai y la COVID-19 ha tenido un impacto devastador y le ha puesto las cosas muy difíciles a la gente en general y a muchas familias. Teniendo en cuenta que has reflejado algunos de estos aspectos en este tema, ¿crees que el inamovible statu quo de Japón va a tocar a su fin?

Para ser sinceros, es la pregunta de siempre: ¿cuándo va a cambiar Japón? Y creo que la respuesta es que no, que no va a cambiar de forma radical. Sí, ha habido pequeños cambios en la sociedad como pueda ser el teletrabajo, las medidas implantadas para frenar la COVID…pero a nivel general nada ha cambiado realmente. Apocalypse tiene ese tono pesimista y de destrucción porque al escribirla tenía en mente una cosa: ahí fuera hay una amenaza seria y nos está matando. El tema es además puro cinismo por mi parte porque en él deseo que todo se vaya a la mierda. Si nada cambia, la destrucción en sí ya supondría un cambio.

En cuanto a los temas extra de esta edición, teníamos intención de incluir tres temas con diferente orden. En el CD se incluirán pero en la versión de streaming que salió en diciembre de 2020 hubo ciertos problemas de derechos de autor y no se pudo incluir el último tema. Es el colofón del disco y el orden será diferente con respecto a la versión en streaming. No es hip hop, sino una especie de poesía, una suerte de esperanza en contraposición a la visión tan negativa de Apocalypse.

Claro, aunque no necesariamente tiene que ser hip hop sí o sí. Fíjate en KOHH, que en el último disco que ha sacado (worst) el último tema es simplemente una carta a su abuela que escribe y lee en el mismo.

Sí, claro, es algo así.

La discriminación en Japón adopta muchísimas formas y dar positivo por COVID-19 ha resultado ser una más. Hay compañías que han forzado a sus empleados a pedir disculpas en público por contagiarse, cuando no los han despedido directamente. Se han dado casos de gente que incluso ha llamado a guarderías, centros educativos e incluso a residencias de ancianos en los que se habían dado brotes preguntando quiénes eran los infectados como si estuvieran buscando a criminales.

¿Qué opinión te merece todo esto? En Japón se tiende a pensar que ponerse enfermo o tener una desgracia es una responsabilidad exclusivamente individual pero esto no es exactamente así…

Este tema está muy relacionado con lo que decía antes. Con la COVID no es que hayan cambiado las cosas en Japón, simplemente a la gente se le han visto las costuras de cómo son en realidad. Conceptos como el omotenashi, la hospitalidad y amabilidad japonesa que incluye, entre otras muchas cosas, evitar conflictos, han desaparecido de golpe. Simple y llanamente se han cerrado.
Japón no se ha caracterizado nunca por los sentimientos a la hora de cooperar cuando vienen mal dadas. Esto no es nada raro; yo diría que incluso es habitual no sólo en muchas parejas japonesas sino también entre parejas de japoneses y extranjeros, donde muchas veces no prima el amor a la hora de estar juntos sino otros sentimientos e intereses.

De acuerdo con los datos de la Agencia EFE, Japón ya ha registrado 410 mil contagios de COVID-19 y más de 6,600 fallecidos desde el inicio de la pandemia. El gobierno japonés ha sido alabado por los medios por el reducido número de contagios y defunciones respecto a otros países pero también criticado por querer seguir adelante con la celebración de los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 y el escándalo de los eventos para ver las flores de cerezo financiados con dinero público para el apoyo político de los seguidores del ex-primer ministro Shinzo Abe.
Las campañas nacionales GoTo Travel y GoTo Eat para fomentar el turismo nacional también han sido consideradas inapropiadas desde muchos sectores, así como el veto a muchos extranjeros residentes en el país que se vieron en la imposibilidad de regresar a sus hogares en Japón tras las severas restricciones de viaje impuestas en marzo de 2020 hasta más de medio año después.

Pasemos al inicio de Passport & Garçon en sí. Empezamos el viaje con KIX/Limo. ¿Cuál era tu intención aquí? ¿Querías intentar representar la incertidumbre y el miedo a no pasar el control de Inmigración para, una vez cruzas las puertas, pasar a la euforia más absoluta? ¿Tuviste en cuenta también a todos los extranjeros residentes en Japón que comparten ese sentimiento cada vez que van a la oficina de Inmigración? Personalmente me pareció un concepto muy original y con el que cualquier extranjero se podría identificar.

Exactamente, esa era la idea. Se trata del hecho de pasar de cero a 100, representar la incertidumbre del principio antes de pasar por Inmigración y luego gozo de pasar por las puertas y decir «lo tengo, me lo he ganado” (que se refleja luego en KACHITORU).

En este tema quería alienar un sitio que todo el mundo conozca, particularmente uno que fuese anodino. Normalmente hay lugares muy frecuentados y en los que la gente, por lo general, no se para a pensar. Obviamente en este tema también he metido aspectos de mi vida personal pero mi objetivo es que quien escuche la canción sea capaz de ponerse en mis zapatos y tener algo de empatía, compartir ese mismo sentimiento.

© Moment Joon / ototoy.jp

Voy a remontarme al EP de Immigration para hablar del siguiente corte, IGUCHIDOU. En el álbum nuevo ya es la tercera versión desde el EP. En él, con “Osaka, Ikeda, Iguchidou, Green House 25” haces pública tu dirección. No era nuevo porque ya lo habías hecho en Name Tag con SKY-HI y el primer rapero que hizo pública su dirección en Japón fue ECD. No obstante, en ese mismo EP en Maji Manji (MAJI卍) pillan todos: la politóloga Ruri Miura, Abe, Trump… No dejas títere con cabeza y con unas rimas de miedo que me imagino que no dejan indiferente a nadie.
En la era de Internet y del doxxing por las razones más nimias, ¿no te asustó que alguien pudiese ir a tu casa para tener algo más que una “charla amistosa”? ¿Fue alguien de hecho a recriminarte lo que cantas? Porque yo pensé que se te había ido la cabeza, pero también que los tenías muy bien puestos.

Bueno, ¡gracias! No te voy a negar que he tenido miedo, la verdad. De hecho han pasado cosas a raíz de decir mi dirección y en KIMUCHI DE BINTA se puede ver parte de ello, no es una simple ristra de estereotipos. El hecho de enseñar mi dirección tiene un motivo: cuando alguien tiene ideas diferentes o quiere insultarme, a mí me gusta hablar con esa gente. Creo que lo peor que se puede hacer es ignorar y minimizar a la gente. Yo soy de hablar, de convencer a quienes me insultan o me critican sin razón de que sus ideas o insultos no van por el buen camino. Además el sentimiento de verte cara a cara con la gente es muy diferente al de hacerlo por Internet.

Por desgracia para mí, pocos de los que me critican o se ríen de mí han venido a tocar a mi puerta. Esta gente lo único que quiere es ridiculizarme, reducirme a la mínima expresión y reírse de mí. Debo decir que me encuentro muy decepcionado por la respuesta. Imagino que pensarían que al abrir la puerta tras una retahíla de insultos me iba a poner gallito con ellos y a plantar cara, pero nada más lejos de la realidad.

En IGUCHIDOU repartes bofetadas con el pasaporte verde de Corea del Sur, en ImmiGang con un ladrillo y en KIMUCHI DE BINTA con un kimchi bien rojo. ¿Se te pasaría por la cabeza hacerlo con una pata de jamón ibérico?

(Carcajadas) Bueno, parece que la gente se puede llevar una imagen de mí un tanto negativa y violenta por dar tantas «bofetadas». Realmente en mis canciones hago y digo cosas que no haría en la vida real. En absoluto soy una persona violenta. Hay un personaje que expresa su rabia por la discriminación y las injusticias en los temas mediante estas «bofetadas» (que la verdad, meto muchas, todo sea dicho), y luego hay una persona, esto es, yo mismo. Sin embargo la bofetada es un recurso que me gusta emplear porque implica un cambio en las posiciones de poder, esto es, lo que yo querría en situaciones de discriminación donde hay alguien que abusa de otra persona, que es quien sufre la opresión y discriminación.

Escena de la telenovela coreana Everybody’s Kimchi de donde procede la famosa bofetada de kimchi

Consideras el barrio de Iguchidou como el sitio en el que quieres estar (algo que se repite más tarde en Seoul Doesn’t Know You al decir que eres 100% de Iguchidou) y hablas también de ello en HOME, mientras que en CHON te muestras no sólo orgulloso de tus raíces coreanas sino que señalas todas las críticas recibidas anteriormente, como “¿estás pagando impuestos en Japón?” o “¿qué tienes tú de hip hop japonés, si tú sólo quieres soltar mierda sobre Japón?”. ¿Qué pasa exactamente con esto? ¿Es algo habitual en la escena japonesa?

El personaje de HOME digamos que es cualquier persona aficionada al hip hop clásico (en este caso un hombre de 40 y tantos años que experimentó lo que era el hip hop en Japón en los 90) pero no tiene por que ser precisamente una persona concreta. Sí que hay referencias de varias personas reales en este personaje.

En este tema lo que se ve al principio es un intento de entablar una conversación con alguien que sale mal en cuanto sale a relucir el hip hop. No diría que el tipo de gente que se mete conmigo en el hip hop es de derechas en sí, aunque si que hay gente con esa ideología dentro de la escena en Japón. La verdad es que me parece difícil de creer que precisamente exista gente así en la escena japonesa pero sus motivos tendrán para pensar así. Ese intento frustrado de conversación se torna en CHON, donde descargo mi rabia contra todos los estereotipos que se vierten sobre los coreanos y los extranjeros, al igual que en KIMUCHI DE BINTA.

¿Cuántos de los insultos y estereotipos que aparecen en KIMUCHI DE BINTA y en CHON has sufrido en la vida real?

Diría que el 60 o el 70 por ciento de los que menciono. Lo gracioso de esto es que cuando me puse a investigar sobre el tema y muchos de esos insultos o estereotipos ya los conocía, como lo de que los coreanos comemos perro o que olemos constantemente a ajo, pero otros pocos eran completamente nuevos y me sorprendieron muchísimo.

Chon (チョン) es un término despectivo que se usa en japonés para referirse a los coreanos de manera muy ofensiva. Algunos de los estereotipos que aparecen en el corte, además de las referencias a la carne de perro y al olor a ajo, hacen referencia a que un número de zainichi coreanos pertenecen a la mafia japonesa, operan salones de juego (pachinko) o incluso que son espías norcoreanos encubiertos con posibilidad de causar ataques terroristas, como aseguraba la politóloga Ruri Miura.

En Losing my love hablas de tu desencanto con la escena del hip hop japonés, tanto con los fans como con los artistas y la industria en general. Dices algo parecido en TENO HIRA cuando mencionas que “los raperos dicen BITCH sin pensar, porque sí”. Además me llama la atencion que artistas como DOGMA digan que “hablar sólo de marihuana, marihuana y marihuana no es hip hop”. ¿Qué opinas de la escena japonesa y de su situación actual? ¿Crees que hay mucha gente en Japón que se lleva una imagen errónea del hip hop por el abuso de drogas, las apariencias y el lujo?

¿Que te diría yo? Losing my Love es una vision muy infantiloide de la escena hip hop de Japón. Hay algo que a veces me sorprende y es que la gente se toma mis canciones muy en serio. Realmente esto no es así. Aunque hablo de temas serios en mi música, no deja de ser un show artístico. Quien habla en esa canción es un personaje infantil y luego estoy yo como persona. Hay gente que me ha escrito correos kilométricos y muy profundos sobre mis canciones. Agradezco muchísimo estas cosas pero a fin de cuentas es simplemente un espectáculo.

Me gusta la escena japonesa, estoy al tanto de lo que sale, escucho bastantes cosas de las que van saliendo y también tengo muy buenos amigos. También respeto a quienes hablan de la marihuana con libertad e incluso luchan por su legalización, no es algo que me parezca negativo. No obstante, si que hay algo que mencionas que me lo parece y es el uso de la palabra BITCH. Hay gente que la usa sin más, desprovista de un significado concreto, de acuerdo, pero hay otras personas que hacen un uso de la palabra con connotaciones y consecuencias bastante perjudiciales.

© Moment Joon. Todos los derechos reservados.

Rick & Morty, Aggretsuko, Lego… Hablas mucho de tus gustos en MIZARU KIKAZARU IWAZARU, ¿eh?

Claro, hombre, ¡me encanta jugar con LEGO!

Comentabas en la entrevista de block.fm que escribiste este tema tras hablar con Jinmenusagi debido a la influencia excesiva de los medios y las redes sociales y decirte él “pues no hagas caso e ignóralos”. Uno de los versos dice “en vez de hablar de subidas de impuestos, vamos a follar/ pero esto no va solo de sexo, el show de Japón en sí es lo más”, citando un tuit de la actriz de cine para adultos Kirara Asuka. ¿Crees que la gente en Japón está más preocupada del entretenimiento y de los programas de comedia y variedades que de cosas importantes y problemas serios?

Realmente, ¿que es lo importante para la gente? Como lo diría… Es cierto que la gente consume mucho entretenimiento, sí, pero esto no tiene que ser algo malo per se. En los años 60 hubo mucha gente que formó parte de movimientos de izquierdas en Japón y que participaron de forma activa en las protestas estudiantiles. Cuando todo esto se acabó, se pasaron al mundo del entretenimiento como mangakas o novelistas. Gracias a ello no solo crearon mundos aparte del que tenemos ahora en forma de fantasía y de ficción sino que además crearon su propio sentido de la justicia. Macross y Gundam son ejemplos de ello.

Por otra parte, como te decía antes, lo que yo hago también es entretenimiento y arte, con contenido mas profundo pero a fin de cuentas viene a ser entretenimiento y arte en forma de espectáculo. Ahora bien, si me dices que la gente presta demasiada atención a los medios sin pensar en problemas serios, en algunas ocasiones tengo esa impresión.

Seoul Doesn’t Know You es el único tema en el que hablas de tu ciudad natal y de tu país. Aun así, mencionas una serie de malas experiencias y recuerdos como puede ser, por ejemplo, el infierno de los exámenes para acceder al SKY, al trío de universidades más prestigiosas de Corea del Sur (Seoul National University, Korea University y Yonsei University). También dices que huiste de Corea del Sur para refugiarte en Japón en alguna ocasión. ¿Cómo de diferente es Japón de Corea del Sur para querer venir a vivir aquí?

Creo que Japón y Corea se parecen muchísimo, demasiado. Tienen bastante en común, si bien Japón tiene algo que Corea no tiene: en Japón, mientras no te salgas de un patrón determinado, te van a dejar vivir. Seas buraku, inmigrante, extranjero o lo que sea, sí, es cierto que te discriminan, pero todo el mundo tiene un lugar para vivir, tenga o no discriminación. Por eso en Japón hay tanta gente con aficiones consideradas extrañas, otakus. En Japón se busca más mantener las distancias y no meterse donde a uno no le llaman. Fue una de las razones por las que a los 19 años me fui de Corea para venir a Japón e incluso me supuso un choque cultural, ya que lo que esperaba que me dijesen por mis gustos y mis aficiones nadie me lo dijo.

Esto no es así en Corea, donde o comes o te comen. Es la ley de la jungla, una especie de capitalismo salvaje. Desde que entramos en la escuela nos mentalizamos a que los compañeros no son compañeros de clase sino enemigos. He visto a senpais (en japonés, compañeros mayores) pelearse y que uno dijera «te voy a crujir con mejores notas que tú». Era algo exagerado. Creo que en este aspecto también influye mucho el hecho de que nuestros abuelos y padres en Corea sufrieron situaciones muy duras que inevitablemente condicionaron su forma de pensar cuando era un país completamente diferente. Corea no es el país en desarrollo que era; ahora es un país rico y próspero pero la mentalidad de la gente mayor ha ha influenciado de forma innegable cómo piensa y se comporta la gente joven coreana.

Algunos coreanos tienen también una costumbre un poco diferente: es más habitual el criticar y meterse con la gente de forma más directa, y esto se ve mucho en las cadenas de televisión de allí, algo que no es en absoluto frecuente en Japón.

La verdad es que no, pero no puedo evitar recordar los debates de política de cadenas como La Sexta e Intereconomía que se ven con frecuencia en España, en los que la gente sale gritándose y faltándose el respeto constantemente, o incluso programas de prensa rosa y reality shows.

Exacto. Por otra parte también hay coreanos que se sienten superiores a los japoneses, pero es algo a lo que no le encuentro el sentido.

Moment の居場所、どこ?(“¿Dónde está mi lugar?”) Creo que con esta frase (que me hace recordar a Mother Tongue cuando dices “I feel like I have no place that I can go” en ese corte) has definido perfectamente lo que le pasa a la gente que emigra a otro país en el que pueden tener pensamientos negativos y pensar que no pertenecen a él pero que cuando vuelven a su país notan que tampoco pertenecen allí. ¿Crees que esto es algo frecuente? Porque me recuerda mucho a Sugihara, el personaje de la novela GO, de Kazuki Kaneshiro, que no se sentía aceptado en Japón por ser zainichi y en Corea del Sur tampoco…

Éste es uno de los motivos por los que quiero que se me conozca como el 移民ラッパー (imin rapper, el rapero inmigrante). Me identifico con el término inmigrante porque es lo que somos mi novia Natasha y yo. También me gustaría que este término sirviera para crear un sentido de unidad entre todas las comunidades de inmigrantes que vivimos en Japón para poder cooperar entre nosotros.

Desde siempre han existido etiquetas y grupos que han diversificado a los inmigrantes, fuesen los nikkeis brasileños en los 90 o cualquier otra persona que viniese a estudiar o a trabajar y vivir en Japón. Pasa también en que muchos de los grupos de inmigrantes no se mezclan: los chinos tienden a estar con chinos, los coreanos con coreanos… Sin embargo, todas las comunidades pasan por experiencias comunes y sería muy enriquecedor que la gente tomase conciencia de este término y tuvieran cierta unidad en lugar de, simplemente, ser considerados extranjeros o gente de fuera.

Respecto a una de las cosas que comentas, lo he estado pensando durante un tiempo, hasta el punto de querer escribir un ensayo sobre el tema: ¿seré zainichi algún día? ¿Me reconocerán como tal? Ya he pasado aquí un tercio de mi vida y no tengo la experiencia de haber vivido en muchos países en el extranjero. Pienso que Japón es el lugar en el que quiero estar, aunque lo que realmente considero mi hogar son las conexiones y experiencias que tengo con la gente. Supongo que llegará el día en el que pueda decir que soy zainichi, sea dentro de 10, 20 o los años que sean.

Lo que no se es como se lo tomarán los verdaderos zainichi. Ellos nacieron en Japón y se han enfrentado a una existencia muy dura. Experiencias como la masacre de coreanos tras el Gran Terremoto de Kanto en 1923 bajo rumores infundados de que habían envenenado las aguas después del desastre así lo demuestran. Yo, sin embargo, vine a Japón por decisión propia y he tenido experiencias diferentes. De todos modos la pregunta está ahí: ¿podré ser zainichi?


Zainichi, 在日, signfica “que reside en Japón” y se refiere a los residentes coreanos que perdieron la nacionalidad japonesa tras perder Japón el territorio de Corea en la II Guerra Mundial, además de los hijos de coreanos nacidos en Japón que no poseen nacionalidad japonesa pero sí permiso de residencia. A diferencia de otros países, en Japón no existe el ius solis y sólo se puede considerar a una persona japonesa de nacimiento si al menos uno de sus padres tiene sangre japonesa. La comunidad zainichi ha sido objeto de discriminación durante muchos años y personajes como el ex-gobernador de Tokio Shintaro Ishihara o Makoto Sakurai, el líder del partido de derecha nacionalista Zaitokukai, han hecho de esta comunidad su objeto de odio y discriminación. La película パッチギ!(Pacchigi!), una comedia romántica con protagonistas zainichi ambientada en un Japón de los años 70, y la novela GO de Kazuki Kaneshiro, cuyo protagonista es un adolescente zainichi discriminado por sus orígenes, tocan esta temática.

DOUKUTSU, junto con Garçon in the Mirror, me parece uno de tus temas más personales. En la entrevista con HARDEST decías que tiendes a ser negativo y a encerrarte en casa sin que nadie te vea pero ¿cuánto hay de personaje y de persona en esto?

Pues justamente éste es el tema mas acertado en lo que a mí se refiere. Tuve una época de depresión constante, en la que no quería ver a nadie y me encerraba en casa a hartarme de patatas fritas. Esto pasó en repetidas ocasiones e incluso provocó que me desmayara un día en la calle porque no comía más que patatas fritas de bolsa. El médico me diagnosticó malnutrición y, tras ver mi estado, me dijo entonces que por que no regresaba a Corea, que ya fue la puntilla. Por fortuna, esta época forma parte del pasado.

En el tema, sin embargo, hay una parte en la que digo 鍵が開けっ放し 外は誰もなし, esto es, el candado no está echado y fuera no hay nadie. Realmente en aquella época yo no quería estar encerrado en mí mismo: lo que quería era que alguien viniese a rescatarme y me sacara de la cueva. Nadie vino a hacerlo. Y es que aprendí que en esas situaciones no puede venir nadie a sacarte y a ayudarte, sino que tienes que salir tu por tu propio pie.

En Garçon in the Mirror hablas de una parte infantil de ti mismo que no te gusta (de ahí lo de garçon en el nombre del álbum) cuando te miras al espejo en ese corte. Sin embargo luego aparecen varios personajes, entre ellos Subash y Tejun, dos chicos que asistieron a tus clases de rap en tu voluntariado en el instituto Osaka Fukui, de la ciudad de Ibaraki. Subash, un adolescente hijo de nepalíes en Japón, apareció este año en el programa バリバラ(Baribara) de NHK hablando sobre su vida como estudiante y decía que su aspiración era dedicarse al rap. ¿No es algo de lo que sentirse orgulloso, el cambiar las vidas de la gente a mejor? ¿No crees que también hace falta cuidar un poco al niño que llevamos dentro para cambiar nuestro mundo y mejorar las cosas en general?

En Garçon in the Mirror veo en el espejo lo que no me gusta de mí. Entre otras cosas, veo que tengo una faceta muy infantil pero que, a pesar de no ser de mi agrado, intento proteger porque es como soy. También recuerdo en la segunda estrofa a mi novia, a estos alumnos (que, por cierto, Subash quería ser rapero antes de conocerme) y todo esto me hace pensar mucho.

A pesar de que me gustaría tener mi propia familia algún día y me gustan los niños, creo que no podría hacerlo. Pienso que le tengo miedo a hacerme mayor y por eso trato de escapar, de evadirme de mis responsabilidades. Con la música no, por supuesto, ahí tengo una responsabilidad que es mía, pero con la gente es otra historia. No obstante, tengo gente a la que no puedo decepcionar, como pueden ser Subash y Tejun, y por ellos tengo que esforzarme.

Vídeo casero del programa Baribara, en donde se puede ver a Moment Joon con los estudiantes que participaron en el programa y que también asistieron a sus clases de rap.

En Hunting Season y en tu Diario de Inmigrante (移民日記) hablas sobre el trabajo en Japón (y del trabajo a tiempo completo en el caso de Natasha, tu novia). De nuevo aparecen frases estereotipadas como “¿cuándo te vuelves a tu país?”, “hablas muy bien japonés” o “si eres extranjero, compórtate como tal”. Hablas de las diferencias de salario entre lo que se paga a profesores occidentales y a asiáticos sólo por su aspecto o procedencia, sin importar el nivel de inglés que tengan. ¿Qué es lo peor que tu novia y tú os habéis encontrado en un trabajo en Japón?

La verdad, viendo mi situación (ya que he trabajado solo a tiempo parcial) y la de mi novia (que no está en la peor de las empresas, aunque sí que le hacen mucho hacer de gaijin en reuniones de negocios, etc.), nos han discriminado, sí, pero de una manera fácil de sobrellevar. A mi me han llamado chon a la cara, vale, pero fue algo muy directo y en un trabajo diferente al de profesor de idiomas. Ambos hemos tenido mucha suerte en comparación con los inmigrantes que vienen a Japón con el 技能実習制度 (el programa de capacitación de pasantes técnicos). A esta gente, generalmente inmigrantes de países y zonas en desarrollo en Asia, sí que les tratan como objetos de usar y tirar en Japón y tienen condiciones leoninas en su empleo.

No obstante, como profesor de ingles sí que me he encontrado con cosas que muestran, una vez mas, discriminación y falta de contacto con la realidad. He visto textos con palabras difíciles de entender para niños pequeños y, al sugerir a supervisores japoneses cambiar las palabras por otras más fáciles de entender, simplemente han hecho llegar la petición a los mandamases… ¡o no! Hay mucha gente en esa industria a la que no le gustan las opiniones o que se les cuestione lo que hacen o piensan, y menos si quien lo hace es un extranjero.


El programa de capacitación de pasantes técnicos (技能実習制度se estableció por primera vez en 1993 como un programa de prácticas para personas de países en desarrollo. El programa tendría como objetivo formar y educar a estas personas con habilidades técnicas y experiencia en diferentes ámbitos para poder hacer uso de ellas una vez regresaran a sus países de origen. Según el Ministerio de Justicia, China, Vietnam y Filipinas son los países que más pasantes han tenido en Japón. Este programa ha sido objeto de duras críticas por parte de organismos internacionales debido a las condiciones laborales abusivas de los pasantes, usados como mano de obra barata y tratados de forma discriminatoria, con horas extra no pagadas y salarios por debajo del mínimo legal.

Me recuerda a alguna experiencia que he tenido dando clase, donde tampoco me permitían hablar japonés con los niños aunque no entendieran nada y se echaran a llorar…

Es que es eso. A los extranjeros se les considera en la enseñanza como una especie de bufones. Siempre deben estar felices, con una sonrisa de oreja a oreja, para servir a los niños. Al mismo tiempo son casi como un ídolo pero, en el momento que hablan japonés, el mito se cae, aunque no hable de forma perfecta. No hablo un japonés perfecto, también me equivoco. Esto es algo que mucha gente se niega a aceptar. El hecho de tener que ceñirse a un patrón sin flexibilidad para poder salirse de él es muy difícil de sobrellevar…

Por otra parte, también te diré algo: lo que me saca (y me sacó de mi cueva) es la realidad tocando a la puerta. Hay que trabajar para vivir y por eso hago música, porque es mi trabajo.

En TENO HIRA haces una distinción clara entre el 日本語ラップ (rap japonés) y el hip hop japonés, cuando dices que si pudieras hablar con ECD le dirías que “este puto chon es precisamente hijo del hip hop japonés” y que los raperos tienden a esconderse en el pueblo del rap. ¿Tú crees que hay que considerar al rap japonés y al hip hop japonés como dos cosas distintas? ¿Crees que tu visión del hip hop se asemeja más a la de la cultura hip hop de Estados Unidos, más centrada en las injusticias y las dificultades de la vida de la clase obrera?

¡Si! Mucha gente piensa que tengo un problema con el rap japonés y que por eso hablo de hip hop japonés. Ahora está en todas partes y es algo popular pero hace unos 10 años el hip hop en Japón era underground. No estaba en los medios ni en todos lados. Ahora se podría decir que hay gente en la escena que, al igual que los blancos que se hicieron su propia «isla» en el hip hop yanqui con el boombap cuando ya existía, han hecho algo parecido.

El principal problema de todo esto viene derivado del rap japonés en si. El hip hop es algo mas, representa ese espíritu de querer cambiar las cosas a mejor y es por ello por lo que amo el hip hop. Pero en cuanto se pasa al rap, a la pose y a la imagen, esa esencia del hip hop se evapora. La gente no ve lo que es el hip hop de verdad, simplemente ve una imagen distorsionada de música de tíos duros. El hip hop es mucho mas que eso. Hay artistas que incluso desde los 90 en Japón han hecho temas y denunciado injusticias y problemas en algunos temas, pero al final siempre sale a relucir el rap japonés. Es por eso que he querido hacer este álbum con la idea de que represente el espíritu hip hop, aunque luego me digan que soy un tío raro.

Fotografía por © Kazuko Uemoto

TENO HIRA tiene como a uno de sus protagonistas a ECD, que falleció el 24 de enero de 2018. Para Joon éste fue un momento duro, ya que a pesar de que solo se vieron una vez en un concierto de Moment Joon en Tokio en 2014, fue un impulso lo suficientemente grande como para que ECD retomara su actividad en el hip hop japonés. Por ello el tema es un homenaje a su figura.

En los últimos años está aumentando el número de artistas de ascendencia extranjera en la escena o que han pasado un tiempo considerable viviendo fuera de Japón. AKLO, por ejemplo, tiene sangre mexicana y su infancia la pasó allí, en México. SEEDA también estuvo un tiempo largo en Inglaterra, Awich hizo lo mismo en Estados Unidos y últimamente han aparecido GREENKIDS, un grupo de chavales de Iwata entre los que se cuentan miembros que descienden de inmigrantes brasileños y peruanos. ¿Crees que con esta internacionalización de la escena se podrían conseguir cambios?

¡Lo que dices es cierto! Cada vez la escena es mas diversa y sí, creo que se puede cambiar Japón a través del hip hop. Eso es lo que me gusta del hip hop: que puede cambiar las cosas. También a Japón… bajo una condición: que los artistas se amparen bajo el mismo paraguas del hip hop.
Muchos artistas triunfan y hacen su vida gracias a la música, le dan un toque cosmopolita a la escena, si…pero muchas veces escucho sus letras y no me da la impresión de que realmente consigan un impacto lo suficientemente fuerte para lograr cambios. No hablan con la profundidad y la dureza de, por ejemplo, Kendrick Lamar o J. Cole. En la escena hip hop japonesa haría falta un Illmatic y unidad bajo el hip hop. El dia que eso pase se podrá decir que puede haber un cambio.

No obstante, te diré una cosa: no espero cambios drásticos en poco tiempo. Si yo quisiera eso lo último que debería haber hecho era meterme en el mundo de la música: ¡me tendría que haber metido a político o haber iniciado una revolución! (risas)

Te hemos escuchado rapear en japonés y en coreano, estás hablando conmigo en inglés, tu novia es rusa…¿Cuántos idiomas hablas? ¿También hablas ruso?


El ruso lo llevo así asa… Sé algunas cosas y palabras, cierto, pero realmente nunca me he puesto a aprenderlo en serio y me gustaría hacerlo. Fue mi propósito de año nuevo para este 2021: aprender ruso. De modo que lo intentaré, aunque ya veremos en qué queda.

En este momento hago algo que me hace sentir culpable, ya que cierro la entrevista de manera algo brusca. Me la cargo. El aficionado que tengo dentro se come al entrevistador y se la carga, mejor dicho. Le pido a Joon un favor. Le cuento cómo me he sentido después de sufrir un castigo discriminatorio por la psicosis de la dichosa enfermedad que trae al mundo de cabeza. Cómo ha cambiado mi percepción de sus temas en esta situación, cosas que no entendía y que ahora sí… y que su música me ha cambiado. Que antes no percibía tanto esas diferencias autoimpuestas por la sociedad y esa discriminación y culpabilidad y ahora sí. Mi deseo de que, por favor, hable de ello en algún tema, que ya no es sólo discriminación a extranjeros e inmigrantes sino a las personas en sí por cierta falta de humanidad. Creo que entiende lo que le quiero decir.

Han pasado casi 3 horas. Le doy las gracias repetidas veces, él hace lo mismo, le digo que ojalá nos podamos ver algún día en persona por Osaka y nos despedimos. Y una vez está todo hecho… la grabación de la entrevista sólo tiene imagen y no sonido. No es posible transcribir todo. Me siento mal y maldigo, pero escribo todo lo que puedo a toda velocidad, incluso con faltas de ortografía que posteriormente corregiré. Anoto retazos de la entrevista que me vienen a la mente en cualquier momento para intentar subsanar el error.

Y en todo este tiempo no dejo de escuchar Passport & Garçon, de cogerme el pasaporte que es el álbum y hacer el viaje de principio a fin… pero con un significado distinto. Porque, a pesar de que cada vez que lo escucho lo sigo haciendo con la ilusión de un niño, todo encaja. He aprendido de lo que me ha contado y enseñado. No puedo evitar pensar, entre otras cosas, que, como Joon dice, lo bonito de Japón no es el Sky Tree, sino gente como él que, con la música y sin pretenderlo como tal, consigue cambiar a otras personas. Y así lo deseo: que lo que Joon me ha contado sirva a quien esto lea.

SKY TREE JANAKUTE,

KIMI GA IRUKARA

NIHON HA UTSUKUSHII

Passport & Garçon -DX Edition
Tracklist

01. KIX/Limo
02. KACHITORU feat. Young Coco
03. IGUCHIDOU
04. KIMUCHI DE BINTA
05. Home/CHON feat. 蔡忠浩
06. Losing My Love feat. Hunger from GAGLE
07. MIZARU KIKAZARU IWAZARU
08. Seoul Doesn’t Know You feat. Justhis
09. DOUKUTSU feat. Gotch & Kiano Jones
10. Hunting Season
11. Garcon & Babae In The Mirror
12. TENO HIRA with Japan
13. Apocalypse
14. BAKA REMIX feat. Chinza Dopeness & AKKOGORILLA


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GROW UP UNDERGROUND RECORDS 

Entre la violencia y la parodia – Yakuzas en la cultura pop y los videojuegos

— Escrito por Iván Campos

Hace ya unas semanas desde que salió a la venta la nueva entrega de la saga de videojuegos Yakuza y en acchiKei nos ha parecido una muy buena excusa hacer un breve recorrido sobre cómo se ha representado a la figura del gánster nipón en la cultura popular. Y es que exponentes hay para rato: desde Shin-Chan, pasando por las películas de Takeshi Kitano y, por supuesto, la mencionada saga de videojuegos de Sega 

Pero empecemos con un poquito de historia y contexto

Realmente no hay unanimidad en el sentido de que no se sabe muy bien cómo se originan estos grupos. Unos dicen que descienden de los ronin errantes sin amo que extorsionaban a campesinos al comenzar la era Meiji. Otros dicen que el germen fueron dichos ronin que se tuvieron que readaptar socialmente para convertirse en un tekiya o un bakuto, que respectivamente serían los mercaderes ambulantes y gente relacionada con las apuestas (que es de donde surge la palabra yakuza, la mano más mala del Oicho-kabu). 

Imagen de autor anónimo donde se muestra a un kabukimono (o a la misma Izumo no Okuni)

Remontándonos más atrás, también se dice que el verdadero ancestro de la yakuza procede de la imagen extravagante de los kabukimono, del que Izumo no Okuni, la creadora del kabuki, le llamaría la atención dicha imagen hasta tal punto de adoptarla para este tipo de teatro. Algo de verdad tiene esto, ya que las dos primeras ramas que he mencionado suelen tenerse en consideración en la clasificación de un grupo yakuza (un miembro es más afín a uno u otro) y se podría decir que se ha adoptado cierta ostentosidad del que hacían gala los kabukimono. Lo que está claro es que vistos por la ley, todo esto transmutó a una organización criminal con bastante presencia en Japón (aunque cada vez menos), e incluso en occidente. 

Si bien es cierto que puede haber cierta pátina de legitimidad social hacia este colectivo al decirse que la yakuza suele estar formada por gente que no encaja de una manera u otra dentro de la sociedad nipona, por lo que digamos que es una especie de salida a un futuro para gente desfavorecida. De hecho se dice que un 60% de los componentes de estas organizaciones son burakumin (otro concepto que da para un artículo) y un 10%, otro porcentaje alto, son zainichi. En productos culturales también se añade el personaje del huérfano que la yakuza acoge con los brazos abiertos, porque muchos de ellos han pasado por lo mismo.

Vamos a obviar ya más temas sociales y políticos en los que se dice que están involucrados estos grupos, pero no está de más mencionar que tienen lazos con ciertas asociaciones de ultraderecha (uyoku dantai) que utilizarían más que nada para camuflar sus acciones detrás de una fachada política a modo de lobby influyente. Tampoco está mal recordar que la Yakuza suele tener gestos de notoriedad pública ante casos de emergencia para limpiar, seguramente, su imagen de cara a la galería. Por poner unos ejemplos, mandaron suministros para los afectados del terremoto del 2011, estuvieron ayudando a víctimas del terremoto de Kobe en 1995 y, ante la necesidad de la ciudadanía de productos tecnológicos, la yakuza ha llegado a tener ingentes unidades para distribuir de manera “alternativa”. Y por ultimo, tienen una red de empresas que legitiman de alguna manera su existencia de manera legal.

GETTY IMAGES / FRED DUFOUR / AFP

Por estos ejemplos en los que hacen un “servicio a la sociedad”, un Yakuza nunca se refiere a sí mismo como tal, ya que prefieren otros términos más románticos, como Gokudo (el camino más externo) o Ninkyo dantai (sociedad caballeresca). Eso de llamarse como la mano más mala de dicho juego como que no les va. Esta dicotomía entre lo que se desea aparentar y lo que realmente son, como veremos a lo largo del artículo, es muy clara. Y es que detrás de los mencionados actos heroicos que pueden aportar sus miembros a la sociedad y al clan, resulta que también son traficantes de drogas, la trata de blancas es uno de sus negocios estrella, son responsables de negocios inmobiliarios sospechosos, además de tener varias decenas de activos con una praxis dudosa. No en vano la sociedad japonesa no los quiere ni en pintura, como demuestran varias encuestas a la población y, viendo el menguante numero de adscritos que se manejan actualmente, pone en duda la necesidad de su existencia más allá de controlar a otras mafias extranjeras.

Maneras de representar al yakuza en la cultura popular

Pero en este texto no vamos a hablar de la situación del yakuza y lo que hace, más bien vamos a ver cómo está representado en la cultura pop con varios ejemplos. Puede que estos sean algo “mainstream”, pero que a su vez esto no deja de ser un indicador muy claro de dicha presencia. Por supuesto, tan dentro y arraigado de la sociedad japonesa está la imagen del Yakuza que, como no, existen hasta subgéneros como pasa con otras tribus urbanas. Un ejemplo muy claro lo tenemos en el cine, del que incluso vemos puntos de inflexión que son un antes y un después dentro del subgénero. 

Fotograma de Pigs and the Battleships

Se considera a Battles Without Honor and Humanity (1973), un falso documental de Kinji Fukasaku basado en una serie de artículos reales de un periodista y un yakuza en la época de posguerra, como ese momento en el que este subgénero dio un salto en importancia en una época que ya no había mucha progresión. Antes de esta película, el cine yakuza (conocidos más bien como films de caballería) solían estar ambientados en la era de la preguerra, aunque no dejaban de haber exponentes como Pigs and the Battleships (1961) de Shohei Imamura, que reflejaba la situación de la ocupación norteamericana y en el que la figura del yakuza (torpe en este caso) emergía como una especie de adalid nacionalista indirecto al beneficiarse del racionamiento al que estaba sujeto el país por parte de la influencia extranjera y así empezar a beneficiarse del mercado negro.

Estos dos ejemplos también son dos exponentes de cómo se les plasma. En la de Fukasaku hay una imagen más brutal y fría, mientras que en la de Imamura, como ya he mencionado, se opta por mostrarlos como gente de poco coeficiente intelectual. Esta dicotomía son dos ejemplos de unas cuantas decenas de productos culturales posteriores en los que se ha optado por dar una imagen más seria o más satírica, según el caso.

Formas caricaturescas

Si nos quedamos por un momento con la vena cómica, no es difícil encontrar buenos exponentes de este enfoque. Un buen ejemplo reciente de esta manera de retratar al yakuza de una manera peculiar es Gokushufudou. En este manga, que en breve se va a estrenar su live action, vemos a un yakuza modelo que decide convertirse en un amo de casa devoto al contraer matrimonio con su mujer. La gracia de la serie es que vemos todos los tópicos de esta gente bajo la permanente capa de malentendidos. Y eso es más que nada porque el protagonista se encuentra con conocidos de grupos rivales donde al final todos se involucran en actividades cotidianas y mundanas (como hacer la compra o cocinar) como si todos estuvieran haciendo negocios de yakuza. Un claro ejemplo caricaturesco y tópico.

Página de Stop!! Hibari-kun! a cargo de Hisashi Eguchi. El contexto de la misma es que se han reunido varios clanes en una timba ilegal donde la protagonista se ha colado para ser la crupier del cho-han.

Un claro exponente más sería Stop!! Hibari-kun!. Esta singular serie de Hisashi Eguchi surgió justamente en una época en el que la Shonen Jump (donde se publicaba) vendía millones de ejemplares y, a su vez, la Yakuza estaba en un buen momento de “popularidad” en la década de 1980. La trama gira en torno a las situaciones del huérfano protagonista en la casa de los Oozora, una familia, como no, metida en estos asuntos. La razón de estar adoptado por los susodichos era por expreso propio de la madre en su lecho de muerte, ya que el patriarca de este grupo mafioso fue un amor de juventud de esta. Aparte de ser yakuzas (de los buenos y simpáticos si eres conocido de la familia) lo curioso del tema es que el padre cuenta con cuatro hijas muy majas, siendo la de la misma edad del protagonista una chica transexual de la que todo el instituto en el que ambos van están enamorados de ella. En la serie vemos con total naturalidad el aceptar estar viviendo una vida normal y más que aceptable en una familia de ese tipo, mientras suceden cosas presumiblemente típicas de yakuzas. Por poner unos ejemplos, juegan al Koi, la familia recibe propuestas de matrimonios concertados entre miembros de otras familias yakuza y hay intentos de asesinato por asalto, entre otros.

Otro ejemplo podría ser Crayon Shin Chan, donde en más de una ocasión hemos visto algún yakuza del que el pequeño hijo de los Nohara se hace amigo, al igual que la costumbre de decirle mafioso (Kumicho en japonés, como se le llama al líder de la Yamaguchi-gumi, el clan más numeroso de todos) al director de la guardería en la que va. Según Marc Bernabé, a Yoshito Usui le hacía gracia la imagen de la figura del mafioso japonés. De hecho existe una recopilación de pequeñas historias de las desventuras de un grupo de Yakuzas, de una manera que les ridiculiza hasta tal punto que parece que el malogrado autor renegaba de este trabajo por lo que pudiera pasar. Quizá tenía miedo que le pasase como al director Juzo Itami poco después del estreno de Minbo, un film satírico suyo que no gustó mucho a cinco yakuzas que le atacaron y le dejaron una cicatriz en la cara en 1992. Itami moriría cinco años después de una manera que no se descarta que la Yakuza tuviese algo que ver.

Página de Shinya Shokudo, de Yaro Abe

Hay otras obras en las que la figura del yakuza aparece por el contexto del lugar. Y es que Shinjuku, sobretodo Kabuki-cho, se puede decir que es el sitio “hot” de los Yakuza tokiotas. El bar nocturno en el que gira la trama de Shinya Shokudo está ambientado cerca de dicho barrio (en Omoide Yokocho, muy cerca de la estación de Shinjuku) y, por supuesto, vemos a la calaña tópica de allí. Aparte de strippers, mamas y gente taciturna, también nos encontramos con historias relacionadas con yakuzas. Por ejemplo, y dejando de lado al cocinero protagonista y su sospechosa cicatriz en la cara, hay un personaje recurrente de alguno de estos grupos que es tratado por los parroquianos como uno más.

El yakuza cool

Hasta este momento hemos mencionado varios productos culturales con un elemento en común, pero eso no significa que al yakuza se le muestre siempre de esta manera. Hay otros ejemplos en los que sí se hace un retrato más serio, de grises e incluso buenistas hacia este colectivo. Un claro ejemplo de esto sería la obra de Ryoichi Ikegami. Mismamente en Sanctuary se cuenta la historia de dos amigos de la infancia que planean cambiar la sociedad japonesa de una manera que se nos da a entender la influencia que puede llegar a tener la yakuza en la política nipona. Y es que uno de ellos promete que se encargará de convertirse en un líder de un clan, mientras que el otro se pone el objetivo de ser un joven político influyente. Aparte de la mencionada importancia dentro del espectro político-social, la imagen física del yakuza en este exponente es posiblemente la más favorecida de todas las que menciono. 

Kitano en Hana-bi

Las películas de Takeshi Kitano también llegan a tener esos tonos grises. Por ejemplo en El Verano de Kikujiro vemos al protagonista ex-yakuza sin ningún objetivo en la vida más que ayudar a un crío o incluso se atreve a recuperar personajes ficticios históricos de estas asociaciones como Zatoichi, pero en la serie de películas de Outrage o Hanabi vemos otra cara de los yakuza bastante más cruel y sangrienta. Ichi the Killer, tanto el manga como su versión cinematográfica de imagen real a cargo de Takashi Miike, es otro exponente ya todavía más explícito y mórbido que personifica a la imagen del sádico torturador sociópata con la excusa de cumplir el código de honor vengativo al sospechar que una banda rival ha secuestrado a su jefe.

El caso de los videojuegos: Yakuza/Ryu ga Gotoku

A pesar de lo que digan los nostálgicos de la era de los 16 bits, Sega nunca ha dejado de innovar aún a día de hoy. Un ejemplo es que, dejando de lado la representación de otras tribus medianamente relacionadas (lo que serían los banchos o incluso sukeban) con las numerosas entregas de Kunio-kun, directamente a nadie se le ocurrió crear una saga de videojuegos que estuviese centrada en la Yakuza. Si bien es cierto que la presencia en los videojuegos no es testimonial (mismamente en Shenmue ya aparecían, por ejemplo), otra cosa es que surgiese una serie en los que manejásemos a gente de esta calaña y encima el usuario pudiese llegar a empatizar de una manera profunda con sus numerosos personajes.

La manera en la que surgió el proyecto no deja de llamar la atención si atamos cabos. En palabras de Toshihiro Nagoshi, el famoso creador de la saga, Sega no le daba luz verde al proyecto. Sin embargo, en 2004 la mítica empresa se fusiona con Sammy, una de las corporaciones de pachinkos más importantes de Japón y que finalmente sí le da luz verde al proyecto. Es una coincidencia muy curiosa, y más cuando este tipo de tragaperras están de alguna manera ligadas indirectamente a dicha organización (y desde entonces el mismo Nagoshi parece que ha cogido la estética en su día a día). Sea o no cierta esta relación que dejo caer, lo que no deja de llamar la atención es que la semilla de este proyecto era porque el mismo Nagoshi quería hacer un juego lo más japonés que se le ocurrió: trasladar los films de caballería al videojuego. Otro indicador de la importante presencia yakuza en la cultura.

Toshihiro Nagoshi

En la saga Yakuza normalmente controlamos a ese Yakuza modelo que casi queremos tener como vecino, la masculinidad hecha hombre en la que los varones lo pueden ver como un ejemplo de admiración mientras de las féminas se pueden ven atraídas por su caballerosidad y atractivo. Pero el caso es que no dejan de ser una representación del yakuza modelo romantizado, como uno de ellos querría ser realmente. O mejor dicho, como llegaron a ser según un Yakuza real que se sometió a jugar a la tercera parte de la saga de Sega dándose cuenta de que “Kiryu es el retrato de cómo era un Yakuza anteriormente. Manteníamos las calles limpias. Le gustábamos a la gente. No molestábamos a los ciudadanos. Respetábamos a nuestros jefes. Ahora solo estos chicos existen en los videojuegos”

Este miembro se refiere a Kazuma Kiryu, el mítico protagonista de la mayoría de las entregas que se le muestra como a un padrazo que se hace cargo de niños huérfanos en un orfanato propio y donde llega a adoptar a la hija del amor de su vida. Pero es que no deja de ser un yakuza, con lo que eso conlleva. Y es que toca ganar dinero de lo que toque, como sería el encargarse de negocios de bienes inmuebles de dudosa calaña, ser el regente de una casa de hostess o recoger dinero de gente que ha pedido protección a sus respectivos negocios. Sin olvidar las numerosas reyertas en las que acaba metiéndose.

Yakuza 6

Esa manera de blanquear medianamente al yakuza por parte de Sega se ve de una manera bastante explícita en Yakuza 3, en el que uno de los grupos mafiosos locales de Okinawa es bien visto y son respetables por los comerciantes locales, dejando un poco descolocado al jugador en ese momento. Esto se refuerza cuando el lado de la ley también se muestra como una organización algo turbia, como pasa en Yakuza 1, al tratar con un inspector de policía corrupto y otro retirado por vender información confidencial (algo que se repite en más de una entrega posterior). En Yakuza 4 controlamos a otro policía adicto al Mahjong que no es que sea muy metódico en su trabajo, mientras que los superiores ocultan todavía cosas más oscuras que dejan a la imagen del policía nipón por los suelos. Esto es algo a veces común, como en otros ejemplos que he mencionado (Ichi the Killer es uno de ellos).

De hecho en Judgment, el spinoff protagonizado por Kimura Takuya, se podría decir que todo va a más y se muestra a la Yakuza directamente (OJO SPOILERS) como víctimas de un complot con la aprobación del gobierno para experimentar con varios miembros desgraciados de estas organizaciones, al dar vía libre a secuestrarlos para administrarle un fármaco (con el efecto secundario de provocar la muerte) destinado a curar el Alzheimer (FIN DE LOS SPOILERS). En definitiva, con sus más y sus menos, el jugador al final siente simpatía hacia los personajes de esta organización, cuando no dejan de ser delincuentes. 

Yakuza 0

Quizá esta simpatía viene por el enfoque intermedio que hemos visto en estos ejemplos famosos y que se le ha dado a la figura del yakuza. Entre historias de venganzas, traiciones en los clanes y muertes, en cada juego hay muchas situaciones cómicas y paródicas que, mínimo, nos hacen esbozar una sonrisa. Y bueno, que esta saga de videojuegos no deja de ser ficción. También se les retrata como gente con sentimientos hacia otras personas muy profundos, como pasa en la trama de Goro Majima en el genial Yakuza 0. Por eso es justo decir que otra razón de esa simpatía es porque solemos manejar a personajes adscritos al Clan Tojo, una organización ficticia que se muestra más benevolente (dentro de lo que cabe) que otras. De hecho Kiryu, como he mencionado, sería el yakuza ideal y que pertenece a dicha agrupación que mira por ser un defensor de los desprotegidos. Aunque sea de aquella manera.

Dejando de lado a la saga Yakuza, pero no los videojuegos, no puedo dejar de mencionar una curiosa conexión en este ámbito. Y es que hasta en Pokémon podemos encontrarnos ciertos elementos referentes al tema, como Sasaki, (el líder del Team Rocket, localizado en occidente como Giovanni), siendo un claro jefe de una organización criminal, en este caso un bakuto al estar dentro del negocio de las apuestas. También se dice que se tuvo que rediseñar a Mr. Mime, un Pokemon antropomorfo con 4 dedos originalmente, por supuestas quejas de padres al que se le tuvo que añadir un dedo más para no asociarlo con la yakuza. 

La imagen en occidente: los malos de la peli

La imagen es bastante familiar incluso en producciones occidentales. A quién no le suenan las escenas protagonizadas por Lucy Liu caracterizada como la reina de la Yakuza  (algo en la realidad muy improbable) y a Chiaki Kuriyama en la primera parte de Kill Bill, en la que se vuelve a recuperar como tantas otras veces el criarse por mafiosos al perder a sus padres. Anteriormente a el ejemplo de Tarantino ya se pueden ver ejemplos de interés en Black Rain de Ridley Scott y recientemente en The Man in the High Castle, ucronía en la que el gobierno japonés controla la costa este de Estados Unidos después de una segunda guerra mundial en la que el Eje se alzó victorioso, y donde la yakuza está muy presente en las sombras. En 2019 se emitió (y se canceló la segunda temporada) en la BBC y Netflix Giri/Haji, una serie en la que, como no, la yakuza está involucrada en asuntos turbios, pero esta vez dentro de los bajos fondos británicos. Por supuesto, la imagen de los mafiosos japoneses en estos ejemplos es la de ser el antagonista.

Miembros de la yakuza durante ell Sanja Matsuri de Asakusa en 2018. (AFP/Behrouz Mehri)

Y es que a pesar de que pueda gustar la imagen o quizá ciertos valores, encarnar a Kazuma Kiryu o Goro Majima y hacer el chorra cantando el Bakamitai (o en su defecto, esa genial parodia de la boyband Hikaru Genji) al igual que ser fan de la obra de Kitano, casi que hay que aclarar que esta gente son los malos de la película. No hay que olvidar las guerras de clanes que se suceden cada cierto tiempo entre familias rivales, en los hay casos de civiles fallecidos por estas trifulcas. Y también han habido asesinatos a funcionarios, como el caso de Iccho Itoh (alcalde de Nagasaki) en el año 2007 o dos policías de paisano por error en Okinawa en 1990. Y varios cruces de cables que no acaban bien. Y si no que se lo digan a la familia de Junko Furuta, una estudiante de instituto a la que a finales de la década de 1980 miembros rasos yakuzas secuestraron durante meses donde la torturaron, violaron decenas de veces y terminaron acabando con su vida a los 17 años. Lo peor de todo es que los culpables de los crímenes citados están todos en libertad (salvo el asesino del alcalde de Nagasaki) después de cumplir condenas de broma, si lo ha habido. Por qué será…